Eva despertó y vio que llovía torrencialmente, ahí, en medio
del campo inglés, en una casa que John no quiso decirle de dónde había sacado.
Si, John, ese loco que la había “secuestrado”. Sin dudas, el secuestro mas
dulce del mundo.
-Ey Johnny –dijo sacudiéndolo suavemente
-Hola Vicky....-respondió somnoliento -...pensé que te
habias escapado....
-Ni loca –rió y le dio un suave beso –Mirá como llueve
-Si, escucho. Y creo que tendremos que quedarnos aquí
-¿Cómo? ¿Por qué?
-El camino es de tierra y con esta lluvia se hará imposible
salir. Hoy mas que nunca amo a este clima de mierda, hará que me quede con vos
toda la noche.
-Creo que has sobornado al Servicio Metereológico –rió-
Pero...yo mañana tengo que trabajar
-Y bueno, por un día no te van a hechar....dejá de pensar en
el trabajo
-Creo que tendríamos que llamar a la policía
-Paul, no exageres...
-Hari, supuestamente, hace 2 horas y media que tendrían que
haber llegado, y no...
-Se habrán ido a hacer lo que ya sabemos –rió Ringo
-Ustedes se lo toman a risa, pero yo estoy preocupado
-Mas preocupado tendría que estar yo, se llevó mi auto...no
quiero verlo chocado por Lennon
-¿Starkey lo único que te preocupa es tu auto?
-Si. Ya Paul, dejalos que hagan su vida. Y no me digas que
estás preocupado, estás celoso
-¿Yo?
-Si, y no te lo aguantás –dijo George –Démosle mas tiempo,
ya sabemos como es John. Si no hay noticias llamemos a la casa de Eva.
Jenny estaba cansada de atender teléfonos, que sonaban todos
a la vez. Pero también estaba extrañada porque Eva no aparecía, era muy
responsable y ni siquiera habia avisado. Lo peor era que el director ya le
habia preguntado varias veces por ella y ya no sabía qué responderle. Decidió
llamar a Anne, quizás ella supiera algo.
-Hola!
La voz de un niño la desconcertó.
-Dante dame eso! –escuchó del otro lado de la línea –Soy
Anne, ¿quién habla?
-Anne, soy Jenny
-¡Jenny! Tanto tiempo que no te veo! ¿Cómo estás?
-Bien...¿por casualidad, Eva no está ahí?
-No, ¿no está con vos? este es su horario de trabajo....
-No volvió después del receso por el almuerzo. Dijo que se iba
con....con....¿vos sabés?
-¿Qué cosa?
-Que ella....bueno....
-Si, lo sé.
-Ah, ok. Me dijo que se iba a almorzar con ellos, pero no
volvió.
-Hay que llamarlos.
-Pero...no tengo el número
-Yo tampoco, sólo lo sabe ella, y creo que no lo tiene anotado
en ningún lado, se lo sabe de memoria.
-Entonces, esperemos.
La tarde se iba haciendo noche y nadie tenía noticias de
“los dos fugitivos”.
-¡Mierda, mierda, mierda y más mierda! –gritó George- ¡Esto
me está desesperando!
-¿No era que yo exageraba y era celoso?
-Paul....de verdad, ya pasaron muchas horas
-Listo, yo llamo a la casa –Ringo marcó el número y esperó
impaciente.
-Hola
-Hola...¿sos Anne?
-Si...¿quién habla?
-Soy Ringo –dijo en un suspiro- Por favor, decime que Eva
está ahí
-Pues...no. No volvió del trabajo, y su amiga Jenny me dijo
que no regresó después del almuerzo....estamos preocupadas
-Estamos seguros de que se fue con John, pero con esta
tormenta que hay tenemos miedo de que les haya pasado algo
-Bueno, por lo menos saben que está con él....
-Si. Si hay noticias te aviso. En un rato te llamo para ver
si te enteraste de algo. Adiós.
Colgó y miró a los otros dos, que estaban parados detrás de
él.
-Nada
-Cuando vuelva lo mato –dijo Paul.
Eva bostezó y se desperezó, y John aprovechó para hacerle
cosquillas. Después de luchar con él, sin resultados, no le quedó mas remedio
que darse por vencida, y así él la dejó tranquila.
-¿Cómo pasaste la noche, Vicky?
-¿Por qué me decis Vicky?
-Señorita, ¿no sabe que es mala educación contestar una
pregunta con otra pregunta? Te digo Vicky porque me gusta. Ahora, contestame
-Ok –dijo riendo- La pasé genial.
-¿Nada mas?
-Maravillosa
-¿Nada mas?
-Alucinante
-¿Nada mas?
-Te amo
-Me encanta esa respuesta, muñeca –le dio un beso y se
abrazaron, para quedarse callados, mientras él le acariciaba el pelo -¿Sabés
algo? Nunca estuve enamorado, y menos así, como estoy con vos. Me embrujaste
-¡Y dale con que soy bruja!
-¡No te enojes tonta! Te cuento una cosa: hay algo que
pensamos los cuatro...
Los cuatro. Que John dijera eso hizo que su maldita confusión
regresara. ¿Quién la había mandado a amar a cuarto tipos? Si hasta podría
decirse que era un castigo de los dioses, pero si había algo de lo que estaba
segura, era de que todo lo que vivía era de todo, menos un castigo. Era un
sueño en estado puro, un sueño hecho realidad.
-¿Me estás escuchando?
-Ay no, perdón, me quedé pensando en cualquier cosa
-Te decía que pensamos algo....la idea era planteártelo
entre los cuatro, pero ¡qué va! Te lo digo yo y punto. Vos pensalo bien, no
tenés obligación de contestarme ahora.
-¿Qué pasa? –preguntó bastante intrigada
-Pensamos si....si querrías venirte a vivir con nosotros.
Se incorporó un poco y lo miró.
-¿Vi...vivir? ¿Con ustedes?
-Si, en nuestra casa. Pasaríamos mas tiempo juntos....
-¿Que hay de Brian?
-Bueno eso....paneamos decírselo en unos días. Seguramente
pondrá el grito en el cielo, pero no te preocupes, nunca le hacemos caso.
-John....yo....realmente....no lo sé....
-Tranquila, pensalo bien. Creo que tendríamos que
levantarnos, ya no llueve y podríamos volver.
-Así que los señoritos se escaparon –Paul se veía irritado,
cosa que hacía que los demás apenas contuvieran la carcajada -¿Se puede saber
por qué ni siquiera avisaron?
-Porque no sos mi padre, Paulie –respondió Eva
-Eva...ay....¡me ganás! ¡Soy incapaz de decirte algo! Pero a
éste...a éste...
-Este tiene nombre, y es John Lennon. Y tampoco sos mi padre,
te estás pasando. La culpa de todo la tengo yo.
-Eso ya lo sabía.
-Y bueno, ¿para qué tanto escándalo? Ya me conocés, sabés
que hago cosas así.
-Pero John –intervino George –ya sabemos que sos así, pero
de verdad nos preocupamos, pensamos que les habia pasado algo.
-Está bien. Perdón. –dijo de mala gana
-Bueno chicos, me voy –Eva agarró su cartera –Anne y Jenny
también deben estar buscándome
-¡Esperá! –Ringo la detuvo- Si querés llamalas desde acá.
Pero antes queríamos decirte que...
-Ya se lo dije –cortó John
-¿QUÉ?
-Si, si, ya se lo dije...
-¡Sos lo peor! –Paul cada vez se enojaba mas
-¿Y? –George y Ringo hicieron caso omiso a la furia de Paul
y la miraban con una sonrisa, esperando una respuesta.
-Pues....no sé. Me gustaría pensarlo. Mi primera respuesta
sería que SI, que me encantaría, pero no quiero dejar a Anne.....ella necesita
el dinero que le pago y sé que le costará encontrar un nuevo inquilino, y que
además sea confiable.
-Awww que buena sos –dijo Paul –Entendemos, no te preocupes.
Al día siguiente, Eva se encaminaba hacia el trabajo. El día
anterior habia tenido que aguantarse el sermón de Paul, el de Anne, y luego el
de Jenny, que se apareció en su casa llena de recriminaciones. Ahora tendría
que enfrentarse a otro, y mucho peor: el del director. ¿Cómo le explicaría su
ausencia sin notificación de un día y medio? Quizás, hasta ya la habrían
hechado...
En la esquina vio como Jenny y Patrick se despedían co un
beso. La chica se acercó con una gran sonrisa.
-Que cara de enamorada...-rió Eva
-Ay Evy! –dijo en un suspiro- no sabés lo feliz que estoy.
Patrick es perfecto, lo quiero tanto....a veces me da rabia pensar en todo el
tiempo que perdí con Joseph
-¡Ya no pienses en él, mujer!
-Eso intento, pero como para no pensar.....me va a dejar en
la calle
-¿Cómo?
-El departamento donde vivo es alquilado por él. Y en dos
meses vence el contrato que lo obligaba a seguir pagando, por eso no me hechó
antes. Obviamente no lo va a renovar, y, pese a que ahora gano bien como para
pagarlo yo, no tengo garante....
-¡Puedo ser yo!
-Eva, si no tenés ninguna propiedad a tu nombre....
-Uy, cierto...
-No puedo irme con Patrick porque...bueno, hace poco que nos
conocemos como para vivir juntos. Aparte él vive con sus dos amigos.Y para
alquilar en otro lado...pues, está dificil. ¡Este maldito Londres cada vez está
mas lleno de gente!
-Umm...se me ocurre una idea...
-¿Cuál?
-Dejá que lo piense mejor. Por ahora tengo que hablar con el
director.
Golpeó la puerta de la oficina y esperó. No tenía ni idea de
lo que le diría.
-¡Adelante!
Abrió lentamente y se asomó, encontrandose con su jefe
tomando café y leyendo entretenidamente.
-¡Eva! ¿Cómo estás?
-Pues...pues.....ahora mucho mejor
-¿Por qué?
-Porque...porque....estuve muy descompuesta. Eso venía a
explicarle, no pude volver luego del almuerzo porque me sentía horrible
-Oh...comprendo.
-Y luego tuve que faltar porque seguía mal .no avisé
porque...
-Si, ya sé, la maldita tormenta que nos dejó a todos sin
teléfono. En mi casa aún no restablecieron el servicio y aquí, ya ves, hace
apenas unas horas que volvió.
-Si, si, claro, fue por eso....bueno, me retiro, buenos
días. –salió de allí agradeciendo a esa tormenta que tantas cosas buenas le
estaba trayendo.
-¡Chicos tengo una noticia! –gritó al entrar a la casa, por
la tarde, luego de trabajar.
-¿Qué pasa? –preguntaron todos
-Bueno, aún tendría que resolver algunas cuestiones
pero...¡creo que podré venirme a vivir con ustedes!
-¡Eso es genial! –Paul la levantó, haciendo que gritara u
riera
-Esperen, esperen, dije “creo”. El tema es que Jenny tiene
que dejar su departamento y no encontrará otro...a menos que vaya a la casa de
Anne. Y para que eso pase, yo me tengo que ir, ¿y adónde me puedo ir?
-¡Con nosotros! –gritó Ringo
-Clarooo! Pero aún no les dije nada a ninguna de las dos.
Aunque estoy segura de que querrán, ellas se llevan bien.
-¡A festejar! –John ya empuñaba una botella de vino
-Ya dije que no se apresuren –rió –Pero ojalá que se den así
las cosas, así estoy mas tranquila. Y aparte de estar con ustedes, ¡hasta me
quedará mas cerca para ir a trabajar!
-¿A qué? –preguntó Ringo, serio
-¿Trabajar? –George arqueó una ceja
-Si, claro –respondió sonriendo
-Pero...-Ringo no puedo continuar, porque John lo interrumpió
-No trabajarás mas
-¿Qué? –preguntó extrañada
-John, hay otros modos de decir las cosas, ¿sabes? –Paul lo reprendió
–A lo que nos referimos es a que ¿vas a seguir trabajando?
-Si, ¿por qué no? –sonrió, aunque seguía extrañada por la
actitud que habian tomado los cuatro
-Porque no lo necesitás –dijo George
-¿Y quien dijo eso? ¡Claro que si! Lo necesito para
mantenerme
-Eva...¿para mantenerte? ¿Qué hay de nosotros? ¿Nos nos
querés?
-Paul ¿eso que tiene que ver? Por supuesto que los quiero,
aunque no quiero su dinero. Ojo, no lo digo por despreciar, lo digo porque
realmente no me gusta ser una mantenida. Ya estoy acostumbrada asi, no creo que
eso sea un problema.
-Por supuesto que lo es.
-John...
-Si, si. Te dijimos que vinieras para estar mas tiempo
juntos, si vas a trabajar, es lo mismo que siempre.
-También queríamos llevarte
a las giras, si trabajás, no podés –agregó Ringo
-A ver, chicos, esto ya se los expliqué una vez....
-Y nosotros también.
-Paul, no seas asi –dijo al ver que el chico estaba enojándose
otra vez.
-No Eva, no soy sólo yo. Es algo que pensamos todos, no
consideramos necesario que tengas que salir a trabajar, con lo de nosotros
alcanza. Y sabes que alcanza, sobra, y mucho mas.
-Ya lo sé...-suspiró –pero ya les expliqué que no quiero.
Entiendan mis razones.
-Entonces entendemos a nosotros también.
-John...chicos...yo...a ver....¿qué es lo que tengo que
entender? Entiendo perfectamente que quieren pasar mas tiempo conmigo, eso me
halaga, me encanta, pero eso no significa que deje todo...
-¡Por Dios, Eva! –George parecía exasperado. En realidad,
todos lo parecían. –Lo que tenés que entender es que no queremos que trabajes.
Eso es todo, no hay nada mas.
-Bueno, entonces ustedes entiendan que yo NO quiero dejar de
hacerlo.
-Elegí: el trabajo o
nosotros –Eva miró a Ringo y no pudo creer que le estuviera hablando así
-No me hagan esto, por favor
-Te propusimos que vinieras con nosotros para estar juntos
¡no para que te quede mas cerca de tu jodido trabajo!
-¡John, no me hables asi! –empezó a perder los estribos,
como ellos. –Entiendo el propósito, pero no entiendo porqué quieren que deje
todo
-¡Eva esto es complicado! –dijo Paul- Si fueras la novia de uno,
no habria tantos problemas, pero como
sos de los cuatro...¡hay que hacer rendir el tiempo!
-¿Y yo que culpa tengo de estar con los cuatro? –se
arrepintió enseguida de haberlo dicho. Y mas aún, cuando cuatro pares de ojos
le clavaron una mirada penetrante.
-¿Y nosotros qué culpa tenemos de que vos hayas aceptado
eso?
-George, si no aceptaba, me harian la vida imposible
-¿Qué? Eva ¿qué decis?
-Ay, no me entienden, si no aceptaba a los cuatro no estaría
con ninguno y todo seria horrible.
-¿Entonces no nos querés a todos?
-¡Ay si!
-¡Entonces no trabajes mas! –se lo dijeron los cuatro. En
otro contexto, hubiera sonado como una bromita, pero realmente estaban
enojados. Todos.
Se quedaron callados, mirándose. Jamás habia sentido algo
así por ellos.
-¿Sabe qué pienso? Que ustedes no es que quieran pasar mas tiempo
conmigo, sino que quieren que deje de ser independiente.
-¿Qué decís? –dijo John
-Digo lo que pienso. Son unos egoístas machistas.
La miraron estupefactos, pero ella continuó, aunque
conteniendo unas lágrimas de bronca.
-Si yo dejo de ser independiente, dejo de ser quién soy. Y
no pienso cambiar, pr mas que ustedes lo quieran.
-Nosotros no queremos que cambies –dijo Paul
-¿Ah no? Me están obligando. Pero desde ya les digo: yo no
voy a ser una muñequita encerrada en una casa de cristal, para que ustedes me
usen cuando tengan ganas.
-No pensamos eso de vos...
-Yo creo que si –dio media vuelta y se dirigió a la puerta
–Acá se acabó todo.
-¡Vos no acabás nada! –John la tomó del bazo con fuerza y la
obligó a mirarlo.
-¡Soltame Lennon!
-¡No te suelto nada!
-¡Eva vení acá, por favor! –Paul parecía estar igual que
John
-¡No quiero! ¡Dejen de obligarme a hacer cosas!
-¡Muy bien, no te vamos a obligar mas, porque no te queremos
ver mas!
-¡Perfecto, porque yo tampoco quiero verlos mas! –se zafó de
John y salió de la casa, dando un portazo.
Pasó una semana, donde lo único que hizo fue llorar a
escondidas. Los quería como eran, pero ellos parecían intentar cambiarla.
Anne sospechaba algo, y Jenny fue directo al grano.
-Quisiera saber qué te está pasando –dijo parada frente a su
escritorio
-Nada Jenny. Por favor, tengo que hacer una llamada...
-La hacés después. Ahora me contás. No me voy a mover de acá
hasta que me lo digas.
-Ay....-se tapó la cara con las manos -...Jenny....me peleé.
-¿Con cuál?
-Con los cuatro –dijo comenzando a llorar
-Joder Eva....que te pelees con uno, bueno, pero ¿con los
cuatro?
-Son iguales
-¿Qué te hicieron?
-Nada.
-¿Como que nada?
-No quieren que trabaje.
-¿Por?
-Pienso que quieren tenerme en su casa a toda hora,
dispuesta para cuando ellos quieran
-Como una puta cama adentro
-Jenny no hables así...
-Es que me sonó así. Pero, no entiendo ¿en su casa?
-Me ofrecieron ir a vivir
con ellos, yo les dije que me gustaría, pero quieren que no trabaje mas. Y yo
no quiero eso.
-No entiendo porqué eso. Este es un buen trabajo, no le veo
nada malo. El bar también lo dejaste por ellos, y ahí te iba mas que bien.
-Lo dejé porque yo quise
-Pero ellos te influenciaron
-Si, quizás...
-Eva, esto me hace pensar que te están dominando.
-Capaz que lo hacen inconscientemente. Lo que sé es que esto
a veces me supera. Son 4 contra 1....
-Paul ¿qué podríamos grabar ahora? –preguntó John de forma
legre
-Mmm....-Paul abrió su carpeta, donde tenía notas y hojas
garabateadas
-¿Qué tal ésta? –George sacó una hoja –Dijimos que la
haríamos
-No, esta no –le quitó la hoja y la colocó de vuelta en la
carpeta
-¿Y ésta? –John sacó otra hoja
-Tampoco
-¿Y es...?
-No, esa tampoco, George.
-No entiendo, están buenas.
-Uff...no quiero éstas porque se las escribí a....bueno, ya
saben a quién.
Todos se miraron, nerviosos. Hacía dias que simulaban que no
pasaba nada, aunque, sólo en sus cabezas, pasaba de todo.
-Entonces mejor me voy –Ringo cortó el silencio y se puso de
pie
-Voy con vos –dijo Paul
Juntos fueron en el auto de Ringo a pasear por ahí. Ya era de
noche, y en las calles habia poca gente. Se estacionaron en un parque, y allí
bajaron, a caminar.
-Aún no puedo creerlo –Ringo exhaló el humo de su
cigarrillo.
-Y yo tampoco. O sea...nos cambió por su trabajo, ¿cómo es
posible?
-Las mujeres son raras
-Rich, ésta no es cualquier mujer
-Lo sé. Pero al final....no sé, no es quién parecía o...bah,
no entiendo.
-¿Sólo habrá sido una groupie?
-Paul, qué decís...
-Pero, mirá, estuvo con todos, ya cumplió su objetivo. Ahora
vuelve al trabajo, como si no hubiera pasado nada.
-Pero estuvo a punto de vivir con nosotros
-Pero no. Puso al trabajo adelante, y ella sabía que a
nosotros no nos gustaba. Yo pienso que nos engañó.
Era la milésima vez que extendía la mano para llamar. Se
moría de ganas de escuchar aunque sea a uno de ellos. Pero el maldito orgullo
le ganaba. Si ella llamaba, si aceptaba condiciones, se estaría convirtiendo en
una esclava.
Guardó sus cosas y se encaminó a la parada del bus, para ir
a casa. Era muy tarde, ese día habia tenido muchas cosas para hacer, pero lo
hacía a propósito, se llenaba de cosas para no pensar.
Cuando llegó a su casa lo único que quería era dormir. Pero
ver el teléfono la hizo cambiar de opinión. Se sentó junto a él, mirándolo y
luchando con todo lo que sentía y pensaba.
-Eva...¿qué estás haciendo acá, tan tarde? -preguntó Anne
bajando las escaleras, en camisón.
-Estaba viendo unas cosas...
-¿Viendo cosas? A vos te pasa algo, ¿no?
-Digamos que...si.
-¿Qué pasó? –se sentó a su lado
-Discutí con...ellos. Una discusión fuerte.
-¿Por qué?
-No quieren que trabaje. Me iba a ir a vivir con ellos y les dije....
-¿A vivir con ellos?
-Anne, te lo iba a contar, pero justo paso esto. Ellos me ofrecieron
eso, y Jenny tiene que irse de su departamento y pensé si...
-¡Si, que venga acá! –dijo dando un saltito
-Anne, ya ves. No será posible. Ya ves lo que pasó....
-¿De quién es esto? –John agitó un pañuelo rojo de seda
-¿Esto? –George tomó el pañuelo y lo olió –Es de Eva.
-¡No la nombres!
-Está bien....
-¿Qué? ¿Vos no estás enojado con lo que hizo?
-Claro que lo estoy.
-Creo que Paul tiene razón. Es una groupie. Mirá, ni
siquiera nos llamó.
-Bueno, nosotros tampoco lo hicimos...
-¿La estás defendiendo?
-No, solo que...
-Si querés, llamala. Después de todo, no siempre tenemos que
hacer todo juntos. Yo, ya sabés, no quiero saber nada con ella.
-Vamos John, ¿qué decís de ahora? Si vos nunca la
quisiste....
John lo miró fijo y lo agarró por las solapas del traje,
acercándolo a su cara.
-Vos no sos quién para decir si la quiero o no, ¿entendiste?
-Está bien, John, calmate...
-George...-lo soltó con suavidad- ...per....perdoname
hermano......te juro que no quise hacerte eso, perdoname.....-se tapó la cara-
por favor, perdoname
-No te preocupes John, fue un impulso tuyo, ya se cómo sos
-¿Ves lo que termino haciendo por culpa de ella? Me
descontrolo, me pierdo...
-A todos nos hace lo mismo –suspiró y se tiró en su cama
–Maldita sea la hora en que la conocimos.
Despertó. Por segunda vez en esa noche. Le costaba dormirse,
y cuando lo hacia, se despertaba sobresaltada. No podía parar los pensamientos
que corrían por su mente. Se sentía engañada, ese mundo hermoso que en tan poco
tiempo había aparecido, ahora resultaba ser cartón pintado. Fue hermoso
mientras duró. Se odiaba por haber caído, por haberse convertido en una cualquiera.
Quería tomarles odio, rencor, pero era imposible, se moría de amor. Tendría que
aprender a olvidarlos, y dejar de
extrañar aquello que se había convertido en algo indispensable para ella:
cuatro personas que, para bien o para mal, se había dedicado a cambiarle la
vida.