miércoles, 28 de septiembre de 2011

Capitulo 24 Propuestas

Acababa de decirles lo sucedido la noche anterior, y si bien no era un buen momento para contárselos, ya que era de mañana y todos se levantaban con un humor de perros, necesitaba decírselos cuanto antes. Se habían quedado en silencio, y no se miraban. George abrió la boca, pero no le salió nada. Lo intentó nuevamente.

-Así que...vos la amás

-Si...-respondió casi inaudiblemente- Chicos, necesito saber qué les pasa a ustedes con ella –dijo ahora con mas firmeza

-Yo también la amo –dijo George y enseguida se dio cuenta de que lo que acababa de decir, simplemente se le habia escapado

Todos lo miraron.

-Si, yo también la amo, ¿qué quieren que le haga? Ringo, necesito que me perdones, vos la viste primero y todo eso, pero....pero nada, ya lo sabés.

-No hay nada que perdonar. ¿Y ustedes?-dijo mirando a Paul y a John

-Mierda...-dijo Paul, ofuscado- me odio. Me odio por amar a la misma mujer que aman mis dos amigos

Lo miraron, Paul estaba enojado consigo mismo, no entendía qué le había visto a Eva, qué era lo que tenía que no tuviera cualquier otra chica, de las tantas que se le tiraban encima, o que le mandaban cartas o que hacían cualquier cosa con tal de, aunque sea tocarlo. Con tantas mujeres a su disposición, con casi, podría decirse, un harén, ¿por qué estar con una que al parecer estaba medio loca por amar a cuatro tipos y que además, dos de esos cuatro tipos también la querían y eran sus amigos?

-Paul, no te preocupes –dijo George poniendo una mano sobre su hombro- todos estamos confundidos, y entre todos lo solucionaremos. Bah, todos no, nosotros tres, porque John....

-Si a mi también me gusta-interrumpió John

Ahora sí, quedaron mas sorprendidos que antes. Que John reconociera eso, después de todas las críticas que le habia hecho a “la chica de violeta” como la llamaba él, era una gran confesión.

-Pero...¿sólo te gusta? –preguntó Ringo, quizás tratando de buscar alivio en que solo “le gustara”

-No. La quiero. La amo. Como ustedes. –dijo tirando la colilla del cigarrillo que acababa de fumarse. Ringo hizo una cara de disgusto.

-Pero...¿están todos seguros? –preguntó Paul

Le respondieron asintiendo con la cabeza.

-Tenemos que averiguar qué hizo, alguna brujería o algo...-propuso John

-John, ¿por qué siempre que querés a alguien pensás que lo hacés por brujería, o algo así? ¿Por qué no aceptás que la amás y punto?-dijo Paul, conocía demasiado bien a John, él siempre se enojaba cuando alguien captaba su atención o mas, como lo hacia Eva.

-Es que....la odiaba, no podia entender qué le veían, por qué tanto escándalo con ella, pensaba que solo quería fama, como tantas y resulta que...me enamoré como un estúpido –John se veía realmente mal por lo que le pasaba, pero a la vez sentía que respiraba mejor. Tanto tiempo escondiéndoles eso y ahora decírselos, significaba sacarse un secreto muy pesado de encima.

-Y a mi...se me fue de las manos –dijo Paul en un suspiro- me gustaba, si, pero pensaba que sólo eso, que la olvidaría pronto, o que se la daría a Ringo, como quien le da un regalo –miró a su amigo y sonrió- pero ya vez Rich, no pude, el obsequio también me gustó a mi.

-Y entonces...¿qué vamos a hacer? –preguntó George

-Vayamonos, dejémosla en paz, solo le haremos daño –dijo John

-Pero ella...también nos ama, a los cuatro –dijo Ringo

-Está confundida, eso no puede ser, John tiene razón –Paul trataba de salir de esa situación

-No, no, todos la queremos ¿por qué alejarnos si ella también nos quiere? Yo no voy a dejar de verla solo porque ustedes lo dicen –George se veía muy decidido

-Pero por mas que la sigas viendo, ella no podrá quedarse con vos, porque para ella es todos o ninguno –Ringo también sentía lo mismo que George, pero recordaba lo que Eva le habia dicho, no podía elegir a uno.

-¡Y bueno, entonces vayámonos, como yo dije! –dijo John extendiendo sus brazos

-Si dijo “todos o ninguno”, será ninguno –Paul seguía dandole la razón a John

-Eso sería aplicable si a solo tres o dos les pasara lo mismo y al resto no, entonces podríamos decir “Ninguno”, pero estando los cuatro en la misma situación....¿Por qué no “todos”? –George seguía firme en su decisión

-Pensándolo así...tenés razón –dijo Paul

Eva lloraba desconsoladamente, abrazada a Jenny. Estaba en su horario de trabajo y muchos la estaban mirando, pero no le importaba.

-Pará mujer, pará –Jenny trataba de que Eva se calmara- La verdad no entiendo porqué se lo dijiste

-Necesitaba de...decirlo....Jenny...-trataba de parar su llanto, pero no podía

-¡Pero si me lo dijiste a mi!

-¡Necesitaba decírselo a alguno de ellos! Que paren de una vez este juego

-Pero al final ¿es un juego o no?

-Según Ringo no...

-¿Y entonces?

-Entonces....entonces no sé Jenny, ¡no sé qué hacer! ¡Quiero matarme!

-No no no, no digas esas cosas....quedate tranquila, él te dijo que va a hablar con ellos, supongo que le dirán la verdad, luego él te la comunicará a vos y ahí ves si te desesperás o no.

-Si, tendría que haber pensado asi...es mas...ni siquiera sé porqué estoy llorando....

-Evy, estás mal, estás estresada por esta situación....tendrías que alejarte un poco

-¡No puedo! ¡Y tampoco quiero! Además..¿cómo alejarme si ellos están por todos lados? En la radio, en la tv, en las revistas, en la calle....es imposible.

-Volvé a tu casa

-No, tengo un buen trabajo, no quiero volver.

Margaret se acercó a ellas.

-Eva...¿estás bien?

-Si Margaret, gracias...-respondió mas calmada

-Eh...¿podría hablar con vos?

-Claro, dígame

-Mi hijo...bueno, no sé si sabés que tengo un hijo.

-No la verdad que no sabía.

-Bien, mi hijo acaba de abrir un bar, o algo asi...y quiere cantantes que actúen. Pensé que, como te dedicás al rock, a lo mejor conocés a alguien que quiera hacerlo.

Jenny miró a Eva, y ella miró a Jenny.

-Andá vos –le dijo Jenny con mirada cómplice

-¿Yo? Estas loca...

-Eva, te hará bien, cantando descargarás tensiones. Además, un fin de semana cantando no te vendrá mal, aparte de algún dinerillo mas que ganes. Dale, animate.

Margaret la miraba y le sonreía. Sin dudas, estaba esperando que Eva se ofreciera para cantar.

-Pero yo....no estudié canto....

-¿Y con eso? A quien la importa! Tocás la guitarra, o sea, te acompañás vos sola, el resultado puede ser genial. Quien sabe, quizás conozcas a alguien que te haga olvidar de los fabulosos cuatro....-Jenny la miraba con picardía. Al decirle esto, sabía que Eva, con tal de sacarse de la cabeza a sus amados, haría cualquier cosa. Entre ellas, cantar.

-Muy bien Margaret, aquí tiene a la primera cantante –dijo Eva muy decidida, dándole la mano.

-Chicos esto se solucionará si lo hablamos con ella- dijo Ringo

-¿Te parece? –preguntó, incrédulo, John

-Le dije que lo hablaría con ustedes y que después le diríamos qué es lo que pasa

-Bien...entonces....hablemos con ella. Llamala, decile que venga. ¿Ustedes están de acuerdo?

-Si pero...¿qué le vamos a decir? – George estaba preocupado

-Lo que nos dijimos entre nosotros –dijo Paul- que la amamos y que si no puede elegir...bueno, veremos que hacemos.

Ringo marcó el número del trabajo de Eva.

martes, 20 de septiembre de 2011

Capitulo 23 Confesiones de Invierno

John, Paul y George salieron mas que enojados de la casa. No tenían ganas de hablar con nadie, estaban cansados de responder preguntas tontas y sonreír constantemente. Lo peor era que Ringo se quedaría solo y quién sabe qué haría. Cuando se cercioró de que se habían ido, Ringo tomó el teléfono y llamó a una casa de comidas y preparó una mesa con velas, perfumó todo y se fue a bañar.

Mientras, Eva llegaba a su casa y al abrir la puerta se encontró con la sonrisa de Dante

-¡Hola Eva! ¿Hoy me darás clases? –preguntó poniendo su mejor carita de niño bueno

Eva se sintió un poco mal, el nene la esperaba ansioso y ella no podía darle clases

-Dante perdoname....pero hoy no puedo, tengo salir otra vez en un rato...

-Pero ayer tampoco estuviste –dijo poniendo carita triste

Eva lo alzó y le dio un beso en la mejilla

-Ya lo sé, pero mañana te daré clase si o si, es una promesa

-Eso espero, así jamás llegaré a ser como George –se cruzó de brazos y la miró con una expresión de enojo

-Ohh...¡había olvidado que estaba frente al próximo Harrison!

Anne se asomó desde la cocina

-Dante, no la molestes ¿Como estás Eva?

-Bien Anne ¿y vos?

-Bien, cocinando

-No prepares comida para mi, tengo que salir

-¿Con George? –preguntó Dante pícaramente

-¡Dante! –lo reprendió Anne- ¿qué decís? Yo no te enseñé eso

-Jajaja, no lo retes...-se acercó a Anne- en cierto modo, Date acertó –le dijo al oído

Anne la miró sorprendida y Eva le guiñó un ojo. Subió las escaleras y entró a bañarse.

Trató de vestirse acorde a la ocasión, aunque no sabía cuál era la ocasión. Todo se le hacía un poco raro. Se decidió por una blusa blanca con voladitos y puntillas, una falda corta rosada, zapatos, y su amado tapado violeta. Se maquilló, se peinó tratando de que las puntas fueran hacia arriba, se puso una vincha con una flor y bajó. Dante jugaba con unos autitos y la miró un poco enojado, ella solo rió ante su expresión. Escuchó que un auto se estacionaba frente a la casa, se despidió de Anne y del pequeño y salió.

Ringo la esperaba en su auto, le abrió la puerta y ella subió.

-¿Como estás? –preguntó él muy sonriente

-Muy bien ¿vos?

-Excelente

Comenzó a conducir por la ciudad, no se decían nada

-Tapado violeta –pensó- le debe gustar George, por eso ese color....

Llegaron a la casa y Eva se encontró con la mesa con velas y flores.

-¿Y los chicos? –preguntó preocupada, pero disimulando

Ringo se apoyó en el marco de la puerta , la miró y suspiro

-No están. Te mentí.

-No entiendo...

-Te invité porque sabía que ellos no iban a estar esta noche. Si te hubiera dicho la verdad, no habrías aceptado

Hizo una media sonrisa. No sabía si solo estaba bromeando y aparecerían de golpe los otros tres o si hablaba en serio

-No me creés –dijo él, viendo su reacción

-No...no sé....me voy

-Yo sabía que ibas a decir eso

-Es que...-respiró hondo- no entiendo porqué hiciste esto, podrías haberme invitado cuando realmente estuvieran todos, yo hubiera venido y...

Ringo se acercó a ella

-Si están todos no puedo hablar con vos. Y lo que quiero es eso. Ahora sentate, vamos a cenar.

Eva obedeció, y ni siquiera sabía porqué. Podría haberle pegado cuatro gritos y salir de allí, después de todo, la había engañado, y lo peor era que ella algo sospechaba y sin embargo aceptó y fue.

Ringo trajo la comida y ella la probó

-Mmm...¡está riquisima! ¿La hiciste vos?

-Si, por supuesto

Comieron, tomaron algo de vino y charlaron animadamente, como si no hubiera pasado nada.

-¡Cocinás bien!

Ringo soltó una carcajada

-¡No la cociné yo!

-Ahh, ya me parecía. ¿Donde te recibiste de mentiroso?

-Jaja, no sé, a lo mejor en el mismo lugar donde te recibiste de linda –dijo mirandola dulcemente

-Si, si, dejá de mentir, ahora me explico porque tenés esa nariz, Pinocho –rió

-No me causa gracia, eh!

-No lo decía para que te rieras –dijo sacándole la lengua

Eva se puso de pie, recorrió un poco la sala, le llamaban la atención los cuadros y la cantidad de libros y discos que había. Sacó uno de Frank Sinatra

-Si querés escuchalo –Ringo se había acercado a ella

Ella puso el tocadiscos y “Strangers in the Night” invadió el ambiente. Se sentó en un sofá con la tapa del disco en la mano

-Me encanta Frank –dijo mas para si misma que otra cosa

Ringo se sentó a su lado con una copa de champagne en la mano y le dio otra a ella.

Bebieron en silencio, estaba un poco nerviosa, ya era, según ella, hora de irse, antes de que pasara algo de lo que podría arrepentirse. Iba a anunciarle que se iba, cuando él comenzó a hablarle

-Eva...-lo hacía tímidamnete, como si le costara mucho decir lo que quería- sé que ya hablaste con George y Paul....bah, hablar, mas bien te...

-Me besaron, si –interrumpió ella en un “ataque de sinceridad” como lo llamaba, de los cuales, la mayoría de las veces se arrepentía

-Si...no sé que sienten, ni qué sentís vos por ellos....

-No sé...-dijo tristemente- ...es raro...

-Lo que sí sé es lo que yo siento.

Lo miró por primera vez, él tenía la mirada clavada en ella. Sus ojos la perdían, y con los suyos le preguntó desesperada qué era lo que sentía. Él abrió la boca, para decir algo.

-Te amo...-dijo inaudiblemente, como para que nadie escuchara lo que había dicho

-Ringo...yo....yo...-no sabía qué contestarle. Era la primera vez en su vida que alguien le decía eso y se odiaba por no saber si podía contestar lo mismo.

-No me digas nada –le cortó, como resignado, mirando el suelo

-No puedo verlo así –pensó- se ve tan...tan...¡Eva ¿qué te pasa?! No puede ser que....Dios, es tan dulce, tan lindo, me encanta, pero no sé si lo amo o qué se yo...¿y si es todo parte del juego? No, no puede ser, aunque si, puede serlo o...¡que hermoso es!

En un impulso se acercó a él, le tomó el rostro y lo besó como nunca lo había hecho en su vida. Se separó cuando se dio cuenta de lo que había hecho. Vio que los ojos de él brillaban de una forma particular y tenía una amplia sonrisa en su rostro. La besó apasionadamente y se recostaron en el sofá. Siguieron besandose hasta ella lo separó.

-No puedo –dijo al borde de las lágrimas

-¿Por qué? –preguntó confundido

Se sentó y él también a su lado

-Por dos razones. La primera...

-...Es que sos virgen –dijo él interrumpiéndola y riendo

-¡Después decís que no sos adivino! –rió casi sin ganas

Se puso de pié y camino hacia una ventana.

-Jaja ¿y la segunda?

-La segunda es que....-suspiró- ay, no entiendo nada, ¡me estoy volviendo loca! No sé que me pasa, esto es raro....-las lágrimas que antes habían amenazado con salir, ahora lo hicieron– no entiendo qué es todo esto, no sé si creerte o que hacer...

Ringo se acercó y la abrazó.

-Vení, sentate, vamos a hablar –se sentaron nuevamente en el sofá- decime ¿qué es lo que pasa? ¿qué no entendés? –decía mientras le acariciaba el pelo

-Es muy loco lo que te voy a decir, y vas a pensar que soy una...una puta, o algo así. Me gustan los cuatro –después de que lo dijo sintió que se había sacado una enorme carga de encima

-¿Nosotros cuatro? –preguntó incrédulo

-Si...

-A muchas fans les pasa....

-Pero, lo de las fans es natural, no los conocen, un día les parece lindo uno, otro día les gusta otro, no los ven personalmente. A mi me pasaba lo mismo, y cuando empezé a tratar con ustedes, primero pensé que no me gustaría ninguno, después me gustaron todos pero pensaba que a la larga terminaría decidiendo por uno...pero no, no puedo. Y vos, y Paul, y George, no sé que les pasa, para mí que todo es un juego entre ustedes pero a mi cada vez me gustan mas, y sé que todo terminará cuando se aburran de competir. A mi me gustan, es mas, hasta creo que me estoy enamorando....

-Pero...John no hizo nada...¿él también te gusta?

-¡Si, también me gusta! ¡Me gustan todos, los amo a todos y sé que voy a terminar en un manicomio porque esto es imposible! ¡Mierda! ¡Me odio!

-Tranquilizate. Yo no estoy en ningún juego, te amo y punto

-No me entendés, no te puedo elegir a vos

Lo dijo demasiado fuera de control, y vio como la mirada de él se empañaba. Trató de arreglar lo que había dicho

-Escuchame...si yo te elijo a vos, te voy a estar engañando, porque voy a vivir pensando en los otros tres. Y no te enojes con ellos, no tienen la culpa de que una chica loca los ame. No puedo elegir ¿me entendés? Es o todos o ninguno. Y lo mejor va a ser ninguno, porque esto está mal, muy mal.

-Te entiendo. No te preocupes, voy a hablar con ellos. Que me digan la verdad, si lo hacen solo para divertirse, que dejen de hacerlo, porque te están dañando. A lo mejor se puede resolver todo, seguro que si.

-Ojalá. Gracias por entenderme, de verdad, me das mucha confianza. Espero que todo esto se arregle, de una vez por todas.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Capitulo 22 ¿Invitación?

Paul les contaba todo lo sucedido a George y Ringo, que lo miraban como para matarlo. John también lo miraba así, solo que disimulaba haciendo que leía un libro

-¡La besaste! –gritaba George

-¿Y qué? Vos la besaste antes

-Te besó por lástima, por lo que te había pasado

-¡Si hubieras sentido ese beso no hubieras dicho lo mismo!

-Te detesto Paul. ¿Y vos? ¿No decís nada? –dijo mirando a Ringo

-No. Las venganzas se planean en silencio.

-No te tengo miedo Starkey.


Mientras, Eva daba vueltas en su cama. Se sentía culpable. ¿Por qué había respondido a ese beso? Y lo peor de todo ¿por qué le había dicho que le gustaba? La única respuesta era que Paul era irresistible. Pero se estaba dando cuenta de algo. Esto estaba pasando de ser un simple “me gustan” a un complicado “los quiero”. Comenzó a darse cuenta de que estaba enamorándose de ellos pero que lo habían tomado como una competencia. Lo mejor sería cortar por lo sano. No verlos mas. Pero ¿cómo? Si vivían cruzándose en su camino, la seguían, la llamaban o se le aparecían como por arte de magia. Podría volverse a Manchester, pero no quería dejar su buen trabajo y la gente que había conocido por culpa de estos cuatro.

-Son crueles –dijo en voz alta- están jugando conmigo. Claro que ellos no saben lo que estoy sintiendo. A lo mejor piensan que yo me presto a su juego y que no me pasa nada. Mierda Eva, habiendo tantos hombres en el mundo y vos elegís a ellos. ¡Encima son cuatro! Evidentemente, necesito ayuda psicológica, nadie se enamora de cuatro personas a la vez.

Se quedó dormida pensando e insultándose.


En las mismas estaba John. Todos se habían ido a dormir, solo él estaba levantado, tomandose un trago. La maldita chica de violeta lo estaba atrapando en su telaraña. Pero a la vez, parecía tan inocente....

-Esas son las peores –pensó- Pero, en sus ojos se ve que en realidad no esconde nada. Pero no, no, no, no es posible que los cuatro Beatles estén tras de la misma mujer. Algo hizo para que eso sucediera, porque si fuera especial, tendría una fila de hombres. Bah, no sé, quizás la tenga.


Al día siguiente, Eva jugaba con un mechón de su cabello mientras seguía pensando en el tema que tanto la agobiaba. Tenía trabajo para hacer, su escritorio estaba lleno de papeles, pero no lograba concentrarse. La sacó de sus pensamientos la voz de Margaret, que estaba parada frente a ella.

-¿Ah? Margaret...¿me habías hablado?

La mujer hizo un gesto de negación por la falta de atención de la chica.

-Si...dijo Joseph que si terminaste tu trabajo que se lo lleves

-Ah....si.....me falta sólo un poco.

Margaret dio media vuelta y se fue a su escritorio.

-¡Ni siquiera empezé! –pensó Eva desesperada- ¿Qué hago? Y bueno...¡Elvis salvame!

Empezó a escribir cualquier cosa sobre el rey del rock, en momentos así, siempre acudía a ayudarla, ya que se podía escribir casi cualquier cosa sobre él, y así salir del paso. Increíblemente se había inspirado y estaba llenando una hoja.


George trataba de escapar sigilosamente para ir a buscar a Eva al trabajo, pero fue sorprendido por Brian

-¿Adonde vas, rey del escapismo?

-Ehh...yo...

-Vení conmigo, tenés que dar una entrevista en una hora. Y a la noche estás invitado a una cena. ¡John! ¡Paul –gritó- ¡Vengan!

Los chicos aparecieron y Brian les informó sobre sus actividades.

-John, esta noche tenés que ir a un canal de televisión, luego darán una especie de banquete. Y Paul vas a ir a una fiesta.

-¿Y yo? –preguntó Ringo, que estaba escuchando todo

-Vos tenés la noche libre.

-Jaja –rió John- eso es porque nadie te quiere

-Un momento ¡él tendrá la casa para él solo! –dijo George señalandolo

-¡Es injusto! quién sabe lo que hará...-protestó Paul

-Dejen de quejarse y vayan a cambiarse. –ordenó Brian

Ringo vio que era su gran oportunidad y levantó el tubo del teléfono.


Eva ponía punto final a su nota. Estaba parandose para ir a llevarle la nota a Joseph cuando Jenny entró corriendo

-Teléfono para vos, creo que lo conocés.

Solo suspiró. Se imaginaba que sería alguna de sus cuatro pesadillas. O dulces sueños.

-¿Hola? –preguntó

-¡Hola! Soy Ringo

-Ringo...¿qué tal?

-Bien...-Eva escuchó que él bajaba la voz- los chicos y yo queríamos invitarte a una cena esta noche

-¿Cena? ¿Esta noche?

-Si, si.

-¿Para?

-¿Por qué esa pregunta? ¡Para comer! No es una fiesta, solo una cena, acá, en casa. No viene nadie mas.

-¿A qué hora?

-A las 7 te paso a buscar. ¿Aceptás?

-Bueno, está bien.

-Dame la dirección.

-George y Paul la saben

-Ehh...lo que pasa es que ahora no están acá....

A Eva le resultó extraña esa respuesta. Hablaba muy bajito, habia eludido con admirable destreza su pregunta “desorientadora”, su “¿para?”. Y ahora le pedía su dirección porque supuestamente George y Paul no estaban.

-Ok –dijo al fin-anotá.

Le pasó su dirección y se despidió de él.

-¡Mierda! ¿Por qué le dije que si?

-Porque te gusta –intervino Jenny

-Pero yo me quería alejar. Y no sé porqué acepté...además, algo me resultó raro.

-¿Qué cosa?

-Después te digo

Caminó pensativa hasta su escritorio y tomó la nota, para llevarsela a Joseph. Cuando levantó la vista, el “estúpido” estaba allí mirándola, con una sonrisa tonta en su tonta cara

-Hola Eva

-Hola Edward –respondió secamente

-¿Te diste cuanta de algo? Nuestros nombres empiezan con E y nuestros apellidos con S.

-¿Y con eso?

-No, nada. ¿querés ir a tomar algo esta noche?

Rió para sus adentros. Si pensaba que con una simple casualidad de nombres y letras saldría con él, estaba muy equivocado. No era tan fácil como pensaba, y por mas que llovieran casualidades, ni siquiera compartiría con Edward ni un vaso de agua.

-No gracias. Tengo mejores planes.


-¡Bien! ¡Bien! –Ringo daba grititos casi inaudibles- tengo la casa para mi y Eva dijo que viene. ¡Ésta noche tiene que ser MI noche!

domingo, 4 de septiembre de 2011

Capitulo 21 Un hospital y un beso

Paul entreabrió los ojos y una luz lo obligó a cerrarlos. Sintió ruidos extraños y le dolía mucho la cabeza. Una mano cálida le acariciaba el rostro y el cabello. Abrió un poco los ojos nuevamente

-Paul....-sólo escuchó decir a una voz que le pareció muy conocida

Abrió bien los ojos, pese a que la luz le hacía doler la vista, y se encontró con la mirada llorosa de Eva

-Paul...¿cómo te sentís?

-¿Qué...qué pasó? ¿Dónde estoy? Me duele la cabeza...-dijo levantando su mano para tocarse

-No Paul, no te toques ahí

-Mierda –pensó Paul- ¿acaso me emborraché y me acosté con ella sin darme cuenta?

-Eva ¿qué pasó? –preguntó al fin

-¿No te acordás? Nos asaltaron y te pegaron. Estamos en el hospital

-Ahh...cierto...¿qué es esto? –dijo agarrando algo que lo cubría

-Es mi saco, te tapé porque hace un poco de frío...

Se abrió despacio una puerta y se asomó John, disfrazado, mirando hacia todos lados

-¡Paulie! ¿cómo estás?

-John...auch, mi cabeza

-Gracias Eva por avisarme-dijo John poniendo su mano en el hombro de ella

-De nada. Fue un gran susto.

-Pero...¿vos me trajiste hasta acá?- preguntó Paul

-No, pedí ayuda en un negocio cercano al parque, desde allí llamaron a la ambulancia. Luego llamé a tu casa, solo estaba John

-Gracias por todo Eva ¿a vos te hicieron algo?

-No, no, solo se llevaron mis cosas. Voy a avisarle a la enfermera que ya despertaste.

Eva se retiró y Paul se sentó en la camilla, ayudado por John

-Ahora con esa herida quedás mas feo-rió John

-Idiota...¿es muy grande?

-No, tenés unos pocos puntos, con el flequillo lo tapás. ¿Así que estabas con Eva, eh?

-Si...¡estaba a punto de besarla cuando aparecieron estos hijos de puta!

John no respondió, se quedó pensando en lo que Paul acababa de decir: que estaba a punto de besar a Eva. Lo interrumpió la entrada de la enfermera, que revisó a Paul, para luego darle el alta, no sin antes sacarse una foto con el, que tomó un médico con su cámara. Paul se disfrazó de vuelta y se encaminó hacia la salida, junto con John. Eva se habia quedado agradeciendole a la enfermera por su atención.

-John, vos andate. Yo me voy con Eva

-Pero...

-¡Vos andate te digo!

No quería dejarlo solo con Eva. No sabia bien porqué, según el y su explicación racional, era porque no quería dejar solo a su amigo con esa chica tramposa. Pero también podría ser por celos....no, eso nunca. Decidió obedecer y se fue, con cierto disgusto. Eva se acercó y juntos salieron a la calle, donde los esperaba la limusina.

¿Y John? –peguntó Eva mirando a todos lados

-Se fue. Te llevo a tu casa, es muy tarde

Subieron a la limusina. Eva le acomodó el pelo a Paul, de modo que le tapara la herida.

-Ahora queda bien, ni se nota.

-Eva gracias por todo.

-No tenés nada que agradecerme, estabamos juntos y te hirieron, sólo pedí ayuda. ¿pensabas que me iba a ir corriendo, dejandote tirado?

-Podrías haberlo hecho, yo no te defendí. Qué poco hombre soy....

-Paul, no digas eso, ¿qué ibas a hacer? Esos tipos estaban armados

-Igual, tendría que haber hacho algo. ¿Me perdonás?

-No hay nada que perdonar. Y tampoco nada que agradecer.

-Si, si. Decime qué querés que te regale.

-¡Paul, por favor! No me regales nada, ya te dije que no hice nada para que tengas que agradecerme.

-Bien. Viendo que no querés nada, pero yo si quiero darte algo....voy a terminar algo que no pude, aparte de que es el único modo de agradecimiento que se me ocurre....

Sorpresivamente, se acercó y le tomó el rostro, para besarla apasionadamente. Ella se quedó, en principio, como en estado de shock, pero después respondió al beso. Al fin Paul la soltó y se quedó mirandola a los ojos. Ya habían llegado a la casa de Eva.

-Me gustás Eva. Me gustás mucho.

Ella se soltó y abrió la puerta, bajándose. Paul se sorprendió por la reacción. Pero, antes de cerrar la puerta, ella lo miró muy sonriente y le dijo:

-Vos también.

Y se fué.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Capitulo 20 Salida accidentada

Paul, George y Ringo peleaban. Obviamente, la causa de la pelea era Eva. John los miraba, pero ya no indiferente o riéndose como otras veces, sino serio, muy serio. No les había contado nada acerca de su encuentro con ella y lo que le habia dicho y que además la había besado. Y que, por culpa de ese beso, ahora todo le daba vueltas. Se puso de pie y se encerró en su habitación. Allí siguió dandole vueltas al asunto. Si habia mirado a Eva solo fue para admirarle el cuerpo que tenía. Pero esta vez había hablado muy seriamente con ella, como no había hecho antes.

-¡Maldición! ¡Sos un estúpido Lennon! ¿Acaso a vos también te está gustando? No, no puede ser, eso nunca.

Le hechó la culpa sus amigos. Se estaba contagiando de la “Evamanía” que tenían. La chica era linda, eso no se negaba, pero efectivamente, tenía algo, quizás lo mismo que habia captado a los otros tres. Pero no, no se dejaría engatusar, tenia que demostrarles que todo era una trampa, él no tenia que caer también.

-A lo mejor es una bruja –terminó diciendo en voz alta.

-¡Ah no, Eva! Es lo que te faltaba –Jenny miraba con cara de acusación a Eva

-Y bueno...no sé que me pasa...

-Pará. Hasta ahora el problema había sido Ringo, Paul y George.

-No. El problema siempre fueron los cuatro

-Bueno, pero habia historias solo con tres

-¿De qué historias hablás?

-Bueno, un acercamiento.

-Ah si, eso si.

-Resulta que ahora debemos agregar al señor Lennon

-Si...

-Que te besó

-Si...

-Se aprovechó de tu confianza para entrar al edificio y ponerse la ropa de Joseph

-Si...

-Y te trató mal

-Si...

-Y pese a todo eso a vos te gusta

-Si...

-¿No podés decir otra cosa? ¡Este tema me exaspera!

-Bueno, es que no sé...¡Jenny ayudame!

-Dale bola a George. El te besó. Momento, me olvidaba de John...ah, pero el te dijo todo eso que te dijo. Conclusión: dale bola a George

-¡No quiero darle bola a ninguno!

-¡Y bueno, no le des bola a ninguno!

-¡No puedo!

-Bueno, calmate.

-Ayy...¡maldita la hora en que Joseph me mandó a esa entrevista!

-No te metas con Joseph.

-Uff...me voy a casa, chau.

Caminó desde el trabajo a su casa, en el camino iba pensando en todo lo que Jenny le había dicho. Solo le faltaban unas cuadras para llegar cuando escuchó un bocinazo. Se dio vuelta y vio una limusina ya conocida: la de Paul.

-Evaa!!!!! ¿Que estás haciendo? Subí

Le abrió la puerta y ella no tuvo mas remedio que subir

-¿Podés dejar de seguirme? –lo miró enojada

-¿Yo? Yo no te sigo, solo te encontré. Y quiero que vayamos al parque –respondió contento

-¿Por que siempre querés secuestrarme?

-No puedo resistirme a chicas tan lindas. Ah, no me dijiste ni hola

-Hola –dijo enojada

-Uy qué carácter. ¿Por qué sos asi?

-No hagas preguntas acerca de mi carácter porque me hacés acordar a un compañero de trabajo, que no soporto.

Llegaron a un parque y se bajaron. Esto no hace falta decirlo, pero lo vamos a decir igual: Paul estaba disfrazado, sino, las fans se lo comerían.

-Quedás muy gracioso disfrazado –dijo Eva riendo

-Ja-ja qué gracioso. Es horrible. ¿Querés tomar una coca cola?

-Bueno, dale.

Fueron hasta un puesto de bebidas y se compraron dos botellitas de coca. Se sentaron en un banco. Ya era un poco tarde, no habia muchas personas, y por suerte no hacia frío.

-Hoy va a ser una linda noche, el cielo está despejado y no hace frío...uy, parezco del servicio metereológico –dijo Paul riendo

-Jajaja, si, y con esa ropa esta muy parecido al señor de la tele que da el estado del tiempo

-No me compares con ese viejo. Siempre que quiero que haga dias lindos me da la noticia de que va a llover

-Jajaja, ¡pero el no tiene la culpa!

-Vos si tenés la culpa-dijo acercandose a ella

-¿De qué?

-De que seas tan linda

-Paul, no empieces –rió

-¿Que no empiece con que? Es la verdad....sos muy linda

-Tenés a dos millones de mujeres a tus pies, y seguro que hay mucho mas lindas que yo

-Pero vos tenés algo que todavía no podemos definir....digo que no puedo definir-dijo nervioso por haber dicho “podemos”

-¿No podemos? –preguntó muy curiosa

-Uff... te das cuenta de todos los errores....no, no podemos, porque George y Ringo están iguales. John no, ya sabemos como es John, le importan otras mujeres

“Otras mujeres” pensó Eva. A ella también le gustaba John, pero él no estaba interesado. “Un momento” volvió a pensar “¿nombró a George y Ringo?”

-Ey, ¿qué te pasa? –preguntó Paul, extrañado por la actitud de Eva

-Nada, estaba pensando....

-Sos especial Eva. Hay algo que me hiciste y que no sé que es

-Yo no hice nada

-Entonces será un don del cielo que tenés....

Paul acercó su rostro mas al de ella, y le acarició la mejilla. Eva estaba muy nerviosa, Paul le gustaba, si, pero a la vez sentía como un rechazo, no sabia qué sentía hacia el, era una sensación más que extraña.

-Me gustás mucho –dijo acercándose para besarla.

Eva cerró los ojos, quería besarlo pese a todo lo que corría por su mente. Pero escuchó otra voz.

-¡Vos, dame todo el dinero!

Abrió los ojos y vio que dos tipos tenían encañonado a Paul. Quiso gritar, pero no le salió nada.

-Tranquilo amigo, ahora te doy todo –dijo Paul tratando de calmar a los delicuentes

-Vos también, dame el dinero –dijo el otro tipo señalándola

Sacó su billetera, al igual que Paul y trató de sacar su documento de identidad

-¿Qué hacés? –dijo uno de lo tipos

-¡Danos todo! –dijo el otro, quitandole la billetera de las manos

-¡No le hagan nada! –gritó Paul- tomen, acá tienen mi dinero, es mucho, no precisan llevarse las cosas de ella

-¡Paul dejalos!

Los tipos le sacaron el dinero a Paul y también su reloj. Pero antes de irse....le dieron un culatazo en la cabeza, haciendo que se desmayara.

-¡Paul! ¡Paul, por favor! ¡despertá! ¡Paul!