sábado, 20 de octubre de 2012

Capitulo 45 Siempre seremos prófugos


Era un aeropuerto, pero parecía el infierno, estaba aturdida por tantos gritos.
-Disculpe, ¿usted es...? –preguntó un joven empleado de seguridad.
-Sheels, Eva –respondió mientras abría su cartera y buscaba casi con desesperación su credencial –¡Mierda! ¿Donde la habré metido?
-Es asistente –escuchó la voz de Brian,  y levantando la vista de su cartera lo vio, detrás del empleado.
-Ah, ok, pase –el empleado dejó que pasara las vallas de contención y ella caminó hasta un pasillo que la llevaría hasta la pista.
-Eva –sintió que la tomaban del brazo, era Brian. –Escuchame bien, un paso en falso y todo se viene a pique. No sé si me entendés.
-Claro que entiendo. Entiendo perfectamente –respondió sosteniéndole la mirada –Ahora suélteme.
Brian la soltó y avanzó, seguido por ella. Se metieron dentro del avión unos cinco minutos después, y se ubicaron en sus lugares. Supo que el viaje sería aburrido, estaba sentada juntó a él y tenía terminantemente prohibido acercarse a los chicos.
Comenzó a sentir miedo, jamás había viajado en avión, y en momentos como ese necesitaba alguien que la tranquilizara, aunque sea sólo con un brazo. Pero se encontró con la mirada de hielo de Brian, quien lo único que le dijo fue que se abrochara el cinturón de seguridad.
Luego de dos horas de viaje, el miedo se había disipado un poco, pero no tanto como para dormirse. Brian no decía una palabra, iba concentrado en sus papeles y los chicos se paseaban por ahi, de vez en cuando se acercaban, pero sólo para cruzar unas pocas palabras, ya que no había que levantar sospechas en el resto de os acompañantes.
Cuando llegaron a destino, otro infierno los esperaba, eso hizo que Eva deseara llegar al hotel lo antes posible, aunque sabía de sobra que estaría separada de ellos. Comenzaba a pensar que el haber viajado juntos para seguir viéndose sólo había sido una ilusión, porque estarían muy ocupados, y cuando no, los mantendrían separados. Ni que fueran criminales.....
Cuando entró a su habitación se dejó caer en la cama y soltó un suspiro, mientras contemplaba el techo. De repente, se soltaron todos sus pensamientos. Hacía mucho tiempo que la pregunta que tanto la había torturado no aparecía y en ese momento se hizo presente. ¿Cuál? ¿Cuál de los cuatro? Estaba mas que bien con ellos, pero algo le decía que no sería para siempre. Apretó los párpados y se giró en la cama, acurrucándose para no sentir frío. Quería dormir y hacer desaparecer ese maldita duda.


Luego se dos días, lo que había presentido se estaba cumpliendo. Lo único que hacía era aburrirse dentro del hotel, y contadas veces había visto a los chicos. Se sentía un poco mal, hasta se consideraba un estorbo.
Pensaba en esas cosas, sentada en la cama con la cabeza apoyada en las manos, mirando sin ver a través del ventanal, cuando golpearon la puerta.
-Pase, está abierto –contestó con desgano.
Escuchó que la puerta se abría con lentitud pero ni se molestó en mirar. Seguramente sería Brian con otra de sus estúpidas advertencias.
-¿Aburrida? –se giró sobresaltada, pero con una sonrisa. Era Paul.
-Algo. Bueno, bastante. En realidad, muchísimo.
-Ey...-dijo él, con tono tranquilizador, mientas se sentaba a su lado -¿Sabés qué? Yo no te veo aburrida, te veo triste.
-¿Triste? Por favor....
-A mi no me engañás –la rodeó con un brazo y le dio un beso en el pelo –Vamos, decime la verdad.
Soltó un largo suspiro y se quedó en silencio. Después, decidió hablar.
-Está bien, sí. Estoy triste. Aunque no sé muy bien porqué. Supongo que debe ser porque al final los veo poco y nada. Como que estoy desilusionada.
-Nosotros también. O sea, sabíamos que tendríamos que cuidarnos y que estaríamos ocupados, pero no tanto. Pero pensalo así: el hecho de  saber que estás acá, con nosotros, nos hace sentir bien, aunque no te veamos. No es lo mismo que si estuvieras a un montón de kilómetros de distancia. Pensá igual y vas a ver que no se te hace tan difícil esto.
-Mmm.....sí, tenés razón. Por lo menos los puedo ver aunque sea un ratito, si me hubiera quedado en casa sólo los vería en la tele jaja.
-Es verdad. Y ahora ¡basta de tristezas! ¡A la fiesta!
-¿Fiesta?
-Bueno, en realidad no es una fiesta. Veamos, son las.....-miró su reloj pulsera –ocho y media de la noche. Bajaremos a cenar, simularemos todo lo que tengamos que simular y después.....a la habitación de John.
-¿Habitación de John? Uy, eso me suena mal....jaja


Era la medianoche y los cinco estaban encerrados en la habitación. Recién habían entrado luego de una estresante cena, y Ringo ya estaba armando porros.
-¿Y si nos clavamos un poco de ácido?
-John, mañana tienen que actuar, no van  a ir todos drogados.
-Relajate Vicky, no pasa nada. Dale, tomá un poco, aunque sea un poquitín de ácido.
-Que no. Bueno, un porro sí –rió.
-Vamos a poner música, esto así es aburrido –George comenzó a seleccionar discos.
-Sí, Brian no dirá nada, al fin cedió un poco en sus prohibiciones –dijo Paul sirviendo whiskey.
-Ay John, salí.
Los tres miraron a Eva, que entre risas, quería sacarse de encima a John, que ya estaba un poco cargoso. Sin embargo, ella no parecía muy convencida de querer hacerlo, y solo se reía.
-Emmm....
Miró a George y se dio cuenta que los observaban, recuperó la compostura y alejó a John.
-Disculpen –dijo incómoda.


Una hora después, lo único que hacían era reírse de cualquier cosa y gritar y cantar. Eran cinco pero parecían cien. Los porros habían circulado y hecho efecto, y el alcohol también, asi que se dedicaban a bailar o a decir estupideces sin sentido. Parecía que no se habían visto en años.
En un momento, se le cruzó por la cabeza un pensamiento: se estaba pasando de alcohol y drogas. Últimamente lo hacía a menudo. Pero no le dio importancia, mas cuando lo estaba pasando tan bien. John logró convencerla de que tomara una pequeña cantidad de ácido  y después no supo bien qué pasó, pero los chicos se fueron. Cuando se dio cuenta se estaba acostando con John, ambos drogados, lo que le pareció una experiencia totalmente diferente.


-Johnny....¡Johnny! –lo sacudió, pero el chico apenas hizo un gruñido –Levantate, es tarde.
-¿Tarde para qué? –dijo entreabriendo los ojos –Para mí es temprano....
-A las 10 tenían que estar levantados ¡y son las 9.30!
-Y bueno, es temprano.
-No si tenemos en cuenta que tardás mas de una hora en sentarte en la cama. ¡Vamos!
-Insisto en que es temprano, por eso, para despertarnos bien, podríamos hacer otras cositas.....-le dio un apasionado beso que ella correspondió, y después ya no pudo resistirse y se dejó llevar.
Lo hicieron otra vez y estaban a punto de dormirse cuando la puerta se abrió de golpe y entró Paul, como un huracán.
-¡Mierda John! ¡Te estamos esperando!
-¡Siempre interrumpiendo!
-Brian ya está molesto y si se entera que estabas con Eva.....¡Hola Eva! –la saludó cuando la vio asomarse entre las sábanas.
-Hola Paulie...-respondió somnolienta.
-Continúo: si se entera que estabas con ella empezará a sermonearnos a todos.
-Mmmm......ya voy, ya voy, decile que estaba descompuesto o algo de eso. Macca, buscame los zapatos, no sé dónde los dejé.
Paul casi le revoleó los zapatos por la cabeza y entre risas, John terminó de vestirse como pudo. Los dos se despidieron de Eva con un beso y se fueron.
Levantó sus brazos, desperezándose, y comenzó a buscar su ropa. Cuando la encontró, se duchó y luego fue a su habitación. Decidió no desayunar, los porros de la noche anterior le habían sacado el hambre.
Cuando terminó  de hacerse una cola de caballo con su cabello, tomó su cámara y salió a la calle. Le alegraba poder pasear sin ninguna custodia, al contrario de los chicos. Era hora de andar por ahí, hacer turismo por su cuenta, perderse, sin preocuparse de donde estaba ni cuanto tiempo, eso le permitiría sacar buenas fotos para la exposición. Lo bueno de tener un trabajo “fantasma” como el que tenía, era eso: salir sin preocupaciones.
Pero otra vez sus pensamientos volvieron: la droga, su madre, y la eterna pregunta. Pero no les dio lugar, quería disfrutar de lo que veía y tomarle fotos, porque en esos momentos, cada vez se estaba apasionando mas por la fotografía.




-¡¿Por qué te fuiste?! –gritó Brian, histérico.
-No se ponga así, sólo fui  a dar una vuelta
-¡Pero no avisaste!
-Ustedes ya se habían ido...
-¡Podrías haber avisado en recepción!
-Está bien, perdón, no volverá a pasar. Pero no es necesario que me grite.
Brian la miró, furioso, pero respiró y trató de hablar mas calmo.
-No hagas que te recuerde tus obligaciones.
-No hace falta.
-Entonces obedecé, porque no tengo ganas de pelearme con aquellos cuatro por culpa de una groupie.
-No me llame así, no lo soy. Y no me provoque, porque puedo hablar varias cosas de usted. –se sorprendió de escucharse a sí misma diciendo eso.
-No sé que tendrás para decir de mi,  lo que sé es que ya no quiero hablar mas sobre esto –dio media vuelta  y se fue de la habitación.
Sintió como la sangre le hervía en las venas, le estaba tomando odio. Pero tendría que contenerse, no quería que los chicos pagaran los platos rotos. Aunque sabia que si un día la encontraba de malas, explotaría y no se privaría de pegarle unos cuantos gritos. Ojalá ese día nunca llegara....
Brian entró a su habitación y dio un portazo. Le tenía un odio cada vez mas fuerte a esa chica, que apenas si era mayor de edad. Se recriminaba el hecho de no haberse puesto firme para que la dejaran. O aunque sea para que no viajara con ellos. Una gira era el momento donde mas rumores aparecían, porque mas gente los rodeaba, y con Eva ahí podría suceder cualquier cosa. Eso se confirmó cuando, de entre los papeles de su escritorio encontró un sobre con una nota dentro. Se puso pálido al leerla: “Sabemos quién es Eva Sheels”. La caligrafía no pertenecía a nadie que conociera, y optó por tranquilizarse. Al día siguiente partirían al próximo destino. Esperaría que allí nadie supiera nada ni mandaran anónimos. Si seguía, tendría que empezar a preocuparse. Lo mejor sería tener sangre fría.