Con las manos se planchó el saco y se miró en el espejo
del ascensor. Estaba flaca, pero seguía manteniendo las curvas que al parecer
habían sido deseables para unos cuantos. Sonrió con picardía, y miró el
indicador, aún faltaban cinco pisos. Tenía su estrategia diseñada: nada de
entrar a las patadas, diplomacia ante
todo.
Al fin se abrieron las puertas y se dirigió al
departamento.
Tocó timbre, rogando que no tuviera visitas. Pasaron
unos segundos y nadie respondió. Tocó nuevamente y nada. Molesta, insistió una
vez más y por fin escuchó unos ruidos al
otro lado.
Cuando se abrió la puerta, Eva pestañeó por no poder
hacer otra cosa. ¿Ésa era la famosa artista? Seguramente se había equivocado de
departamento.
-Emm…Busco a Yoko Ono. –dijo al ver la cara de la mujer,
que la miraba intrigada porque ella no decía nada.
-Soy yo.
Se aguantó la risa, por el contrario, se puse aún
más seria.
-Soy Eva Sheels.
-No la conozco.
-Claro que no, jamás me has visto. Pero te hablaron
de mí, ¿no es así?
-No, no sé quién es usted. Dígame qué quiere o llamo
a la policía.
-Epa, epa…Resultaste una vigilante, ¿eh? Vamos,
sabés perfectamente quién soy. Vine a hablar con vos.
-Ya le dije que no sé quién es usted, déjeme en paz.
–intentó cerrar la puerta pero Eva se lo impidió de un manotazo y entró al
departamento, sorprendiéndose a sí misma por su actitud.
-Dije que vine a hablar con vos,y no me iré, porque
en vano no pago taxi. ¿No me vas a hacer
pasar? Ay perdón, tendría que tratarte de
usted, después de todo sos bastante mayor que yo.
-Sos tal cual te imaginaba, Eva Sheels. Una niñita
tonta, una occidental tarada.
-Tal vez lo sea, sí. ¿Ves que me conocías, señora
oriental?
-Andate.
-No. Dejá en paz a John.
-¿Por qué no hablás eso con él? Yo lo dejo, pero él
me busca.
-No seas mentirosa, siempre lo estas llamando e
invitando a estupideces tuyas.
-Él se interesa.
-¡No le eches la culpa!
-No le echo culpas, digo lo que sucede. Ahora si me
hacés el favor, retirate, estaba inspirándome para una obra.
-Claro, una obra…
-¿Alguna vez has visto alguna?
-No, y no me interesa.
-Es una lástima, así te cultivás más…No creas que sos
artista por haber actuado en una película clase B y por haber cantado hace años
en un bar de mala muerte.
-¿Cómo sabés eso? –se estaba dando cuenta que su
propósito de diplomacia sería imposible.
-Lo sé todo sobre vos, querida Eva. Pobre, me das
lástima, eras una puta de categoría y ahora te aferrás al último que te queda.
Es una pena tu vida.
-¡Callate!
-Ah no, entraste a mi casa por la fuerza, ahora escuchá
lo que tengo para decirte. Cuidado, puedo ser la voz de tu conciencia.
-No sé quién sos ni que querés, pero no quiero que
te acerques más a John, ¡dejanos en paz!
-Te repito, eso decíselo a él. ¿Por qué no te buscás
a otros cuatro? Así no perdés la costumbre o se te cierra la vagina.
-Sos una puta.
-No tanto como vos, por suerte.
-Me estás cansando, así que me voy a ir.
-¿Qué? ¿Te diste cuenta de que no vas a ganarme?
Tranquila, John todavía te ama, a veces te nombra cuando estamos en la cama.
-¡Hija de puta! Vine a hablarte, pero es imposible,
te aviso que vas a terminar mal.
-La que va a terminar mal sos vos, John dentro de
poco te dejará, el pobre está confundido, pero conmigo tiene estabilidad, algo
que vos nunca le diste. Pensalo, si te suicidaras le harías un favor a todos,
hasta a vos misma.
-A mí no me ganás tan fácil, japonesa de mierda.
-Encima xenófoba. De verdad Eva, me das mucha pena,
te presentás tan linda ante mí, ¿para qué? Si total, el que parece que querés
te va a dejar por mí, y mirá lo que soy. Aceptalo, no le diste nada, fuiste una
irresponsable que nunca tomó una decisión y ahora está desesperada. Demasiado
tarde, él se va a olvidar de vos en poco tiempo. Haceme caso, que te mates es
una buena op…-Eva la calló con una bofetada que le dio vuelta la cara.
-¡Callate basura!
Yoko volvió a mirarla con una sonrisilla, casi
diabólica, asintiendo.
-Típico de mujeres como vos.
Sin poder contenerse más, Eva la empujó haciéndola trastabillar,
pero Yoko se aferró a ella y le clavó las uñas en la mejilla izquierda. Apenas
gritó, casi ni habías sentido el rasguño de
la rabia que sentía dentro. Por el contrario, le mordió esa misma mano,
y Yoko se zafó, mirando apenas su lastimadura. Enseguida se abalanzó sobre Eva
y la tomó del cabello, aunque lo tenía tan bien atado que apenas podía
agarrarlo. Eva la empujó, pero no lo logró, sólo consiguió que Yoko cayera y
ella también.
-¡Te dije que terminarías mal! –Eva trató de
incorporarse.
Sin embargo, no pudo. Yoko la derribó de un puñetazo
en plena cara. Se quedó en el suelo, agarrándose la cara, tratando de no
producir ni un gemido. Cuando apenas se movió para tratar nuevamente de
incorporarse, Yoko se le tiró encima y la dio vuelta con violencia para que
quedara boca arriba y la mirara. Eva vio los rasgados ojos llenos de odio, a
través del cabello revuelto. Estiró su
brazo para alcanzar el pelo de Yoko, cuando sintió las manos de la oriental en
su cuello.
-No me dejaste terminar, chiquilla maleducada. El
suicidio es una buena opción y yo te ayudaré.
Sintió la presión en su cuello y que le faltaba el
aire, se ahogaba, y además pataleaba en vano, con tal de zafarse. Estaba casi
resignándose a morir así, cuando escuchó algo.
-¡Dejala!
Sintió que Yoko la soltaba, tosió y trató de incorporarse
para salir huyendo de ahí. Cuando pudo tomar aire y recuperar la conciencia
casi perdida, vio que, parado en la puerta, estaba John. Él tomó de un brazo a
Yoko y la obligó a ponerse de pie.
-¡¿Qué le hiciste?! –le gritó enfurecido.
-¡Ella entró a mi casa a los gritos! ¡Y me pegó!
-¡La ibas a matar!
-Sí, ¿y qué? Sería una gran cosa para los dos.
-¡Sos un monstruo! ¿Cómo podés decir eso? Hemos hablado
de paz, de no ser violentos ni con una mosca, ¿y querías matar a Eva?
-Sí. John, ella no te quiere, yo sí, yo…
-Basta. No te quiero oír más. No te quiero ver más.
Le tendió la mano a Eva, que se puso de pie con
dificultad. Tironeó de ella con fuerza, llevándola a la salida.
-¡Te vas a arrepentir John Lennon!
Como respuesta, sólo obtuvo un portazo.
-¡Estás loca! ¡Loca!
Apretó los párpados, conteniendo las lágrimas. Le
temblaban los labios. Bajó la cabeza y se apoyó en la mejilla el pañuelo
embebido en alcohol que John casi le había arrojado a la cara. Trató de
disimular su gesto al sentir el ardor en la herida.
-Perdón. –dijo apenas.
-¿Perdón? ¿Nada más que eso vas a decir?
-¿Qué querés que diga, que haga? ¿Querés que
vaya le pida perdón a ella y le de un
abrazo? No me jodas.
-Menos mal que vi el desorden que dejaste. –dijo
John, luego de un largo silencio –Supe qué buscabas. Fue como una corazonada,
debía ir allí.
No respondió, se fue deslizando, apoyada en la
pared, hasta quedar sentada en el suelo de la cocina. Le dolía todo su cuerpo y
aún le costaba respirar con normalidad. El alma también le dolía, mucho más. Sin
importarle que John estuviera mirándola con toda la severidad y quizás el odio
del que era capaz, se puso a llorar como una niña, dejando fluír todo su
sentimiento de fracaso y amargura.
-Bueno, bueno, no llores. –John se arrodilló y la
tomó en sus brazos.
Se abrazó a él con fuerza, y la dejó que llorara
todo lo que necesitara. A pesar de estar enojado, se sentía bien por tenerla
así, abrazada. Cuando había visto a Yoko sobre ella, pensó lo peor. Aunque también
se sentía culpable por todo.
-Perdón. –repitió ella, ya mas clamada –Juro que no
me reconozco. Fui a hablar, aunque sabía que podía terminar todo así, y no me
importó. Tenés razón, debo estar loca, enferma.
-Ya está, ya pasó. –John le acarició la otra mejilla
con suavidad.
Vio que ella, en un gesto rápido, lamía la sangre
que aún le brotaba del labio inferior. Sin poder contenerse, la besó, pero ella
se soltó enseguida, con un quejido.
-¡Te hice daño? –preguntó.
Eva sólo negó repetidamente con la cabeza.
-Eva, ¿por qué hiciste eso?
-Porque te amo. Sé que no es una buena forma de conquistar
a alguien, pero…estoy desesperada. Sí, debo estar loca... No hay más
explicación. Perdón. Soy un desastre.
-Nada de desastres, comprendo cómo te sentís. Estás
celosa, eso pasa.
-Sí, claro que lo estoy, y además tengo la plena
seguridad de que me vas a dejar. Lo cual quiere decir que haber ido a hablar y
que casi me maten no sirve de nada.
-Eva, no te voy a dejar.
-Mentís. Ella me lo dijo. Vos ya no me querés y ella te parece interesante. Me vas a dejar y
yo te amo, y…bueno, nada de nada justifica lo que hice. Buena suerte, John.
-Vicky…
-Hasta acá llegué. Es en serio, no pelearé más, no
lucharé más. Tenés el camino libre.
-Vicky, ¿y si lo intentamos?
-Intentamos ¿qué?
-Sé que me amás. Siempre estuve seguro, sé que
amaste o seguís amando a los chicos, sé
que seguís amándome a mí por lo que hiciste hoy. Y también sé que te amo.
-No me mientas más.
-No te miento. Te amo. Y creo que podríamos intentarlo.
-No te entiendo.
-Eva, te hablo de intentar abrir los ojos. De estar
juntos, nosotros dos y nadie más en el medio.
-No podrás,
seguirás con ella. Lo sé, te tiene enganchado de alguna forma.
-Sí, me tiene enganchado, no sé cómo. Pero te
prometo que la dejaré de ver, esto de hoy…fue un desastre, no puedo estar con
alguien así.
-Yo soy igual.
-Nada que ver. Vos sos vos, mi Vicky. Por favor Eva,
dejemos de hacernos sufrir. Empecemos todo de vuelta. ¿Creés que podría
funcionar?
-Bueno…funcionamos los cinco…
-Eva, no funcionamos los cinco.
-Es verdad.
-Mirá, el 90% de las parejas “de dos”, fracasa. Ya
tenemos la estadística, así que podríamos intentarlo. O terminamos siendo del
90%, o somos del 10%. O somos vos y yo, que cuenta mucho más.
-John…no sé. A ver, me encanta lo que me decís, y
porque me encanta, no sé si aceptar. Ya
no quiero sufrir más.
-No te haré sufrir, lo prometo.
Se quedó en silencio, sopesando la propuesta de
John. Sonaba seguro, pero también sabía que era débil. En un momento, se dijo
que no tenía que pensar más. Si sufría de vuelta, terminaría todo de una vez y
para siempre. Pero si no se arriesgaba, nunca sabría qué sucedería. Al fin y al
cabo, su vida había sido un constante “arriesgarse”.
Sonrió, segura, y se abalanzó sobre él, para darle
un beso lleno de pasión.
-Vicky, ¿aceptás o no? –dijo él, preocupado.
-¿Y a vos qué te parece?
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Hello people! Bueno, aquí les dejo el último capitulo del año...Hubiera querido terminar el año y terminar el fic, pero no he podido, así que enero de 2014 será el mes definitivo (si no me pasa nada, claro jaja)
Como siempre, la canci´no, de la gran Amy Whinehouse: