Linda miró a Pattie y ambas
suspiraron. Después, miraron a Paul y a George.
-¿Es necesario? –preguntó Linda,
cansada. Pattie le agradeció con la mirada el hecho de que se haya animado a
preguntar.
-Claro que sí. –respondió Paul, sin perder la sonrisa.
George, por su parte, se
había puesto mas serio aún.
-Hagan lo que quieran. –dijo
Linda luego de unos segundos.
-A ver, cariño –Paul se
inclinó hacia ella con su sonrisa comprensiva, dispuesto a explicar y tranquilizar
–Es el cumpleaños de Eva, queremos saludarla, es todo.
-No me expliques más, ya me
has dicho esto muchas veces. Dale saludos –forzó una sonrisa que engañó a Paul,
por lo tanto se alejó del jardín muy contento, seguido de George, que no había
despegado los labios en casi toda la tarde.
-En fin –dijo Pattie –Esto
pasará siempre.
-Te juro que quisiera
llevarme bien con ella, pero es imposible.
-Nadie se puede llevar bien
con la ex de su marido.
-Me da miedo de que vuelvan
con ella. Paul me quiere, lo sé, pero ella siempre estará ahí.
Pattie le hizo señas para que
callara, porque vio a Paul acercarse nuevamente.
-He hablado con Ringo, dijo
que ustedes pueden ir.
-¿Nosotras? –Pattie le lanzó
una mirada alarmada a Linda, que la miró igual.
-Eso dijo. Chicas, tratemos
de limas asperezas.
Linda asintió con la cabeza,
dispuesta a darle el gusto. Se puso de pie, y Pattie, luego de mirarla
dubitativa, la imitó.
-¡Te voy a matar!
Ringo soltó una carcajada al
ver furiosa a Eva, que lo había arrinconado contra la pared, blandiendo en alto
una toalla que había sacado del baño.
-¡No te rías!
-¡Es que es genial! –otra vez
rompió en una carcajada hasta que ella comenzó a pegarle -¡Ey, eso duele!
¡Violencia doméstica!
-¡No te hagas el gracioso!
-Ya te dije, es genial verte
furiosa así –se secó las lágrimas que le caían por tanta risa -¿Quién iba a
pensar que eras tan salvaje?
-¡No me causa gracia!
-A mí sí.
-Starkey, por favor....estoy
hablando en serio...-ya cansada, tiró la toalla al suelo.
-A ver, a ver, no lo hice con
maldad. Es tu cumpleaños, por eso consideré que era un buen momento para que
aunque sea se hablen.
-Justamente porque es mi
cumpleaños, invito a quien YO quiero. Y todo bien con tu paz y amor, pero
conmigo eso no funciona.
-Eso lo acabo de ver, seguro
que me dejaste lleno de moretones.
-Es que...¡ay, ¿cómo se te puede
ocurrir algo así?!
-Lo sé, soy un genio.
-Ay....¡hoy estás imposible!
Después se jactan de conocer a las mujeres.
Si un grupo de mujeres se llevan mal, por mas que cumpleaños que pasen juntas,
seguirán llevándose mal.
-Bueno, ya aprendí para la
próxima vez.
-No habrá próxima vez porque
como te dije...¡te voy a matar!
-No, no –con una sonrisa la
tomó de los brazos y le dio un sueve beso –Mi muñeca brava es muy...brava.
-Me das razones.
-Aprovechá para demostrarles
que sos feliz.
Se le escapó una sonrisa traviesa.
Allí veía las ventajas de la invitación de Ringo.
La cena transcurría animada.
Eva trataba de demostrar que se sentía feliz, aunque sabía que no era así. Tal
vez, engañando a todos, se engañaría a sí misma y terminaría creyéndoselo. Para
qué negarlo, los celos le comían las entrañas al ver a Paul y George con otras
mujeres, esas mujeres que la miraban no con ojos, sino con veneno. No las
culpaba, ella hacía lo mismo. Era muy raro, si fuera por ella las hubiera
eliminado allí mismo, pero sentía compasión. Sabía lo que era ver a otra mujer rondando en la vida del o los
hombres que quería. Sin saber porqué, les sonrió, la primera vez que les daba
una sonrisa sincera. Ellas respondieron de igual manera, quizás porque las tres
estaban pensando lo mismo.
-¡Que hable la homenajeada!
–gritó Paul, al que se lo veía demasiado “alegre”.
-¿Qué? No Paul, estás loco.
-Vamos, ¿qué te cuesta decir
unas palabras? Tampoco vas a pronunciar el discurso de Navidad de la reina.
-Ok, ok, está bien, te haré
caso –riendo se puso de pie, con una copa en la mano.
Jenny y Anne la aplaudieron
con entusiasmo para hacer que Eva se pusiera roja de vergüenza. Cuando lo consiguieron,
se echaron a reír.
-Qué buenas amigas tengo
–dijo mirándolas con severidad, aunque después también rió –Bien, Paul quiere
que diga algo y la verdad es que no tengo idea. Sólo agradecerles a Jenny y a
Anne, mis grandes amigas, por estar siempre ayudándome, también a Patrick y a
Mark por hacerlas felices....-sonrió al ver a las dos parejas tomándose de la
mano –También agradezco a Paul y a George por haber venido, y obviamente a
Pattie y a Linda. Y también agradezco a quienes organizaron esta cena: John y
Ringo. Los amo chicos.
Se hizo un silencio algo
incómodo, salvo para John y Ringo que sonreían complacidos. Dante apareció
corriendo escaleras abajo, con un autito que había encontrado en la que había
sido la habitación de Paul.
-Ah, ¡y también agradezco a
esta criaturita hermosa! –Dante se abrazó a las piernas de Eva –Dante, dejá ese
auto donde lo encontraste.
-¡Es que me aburro!
-Tendríamos qua haber traído
a Heather, así jugaban –comentó Paul –Para la próxima fiesta la traeremos.
-¿Y podré ser su novio?
-Bueno...no lo sé. –Paul
trataba de ahogar una carcajada, al igual que el resto de los comensales. Miró
a Linda, que no parecía divertirse con la escena –Tendrías que preguntarle a su
mamá, pero creo que no querrá.
-Dante, no molestes a la gente
–lo reprendió Anne.
Por milisegundos esperaron a
que Linda dijera algo al respecto, pero no lo hizo. John decidió remontar la
situación.
-Ya que la cumpleañera habló,
ahora que cante.
-John, no...
-¡Que sí! Vamos no me digas
que no sabés.
-Pero es que hace mucho que
no lo hago y...
-¡No es excusa!
Antes de que le diera tiempo
a más protestas, Ringo le alcanzó su guitarra.
-Chicos...no sé....
-¡Que cante! ¡Que cante!
-Esta guitarra está
desafinada, ¡si hace meses que no la toco!
-Eso no es problema –George,
que apenas había hablado durante la velada, se acercó y tomó la guitarra,
pegando su oído a ella a la vez que tañía las cuerdas. En cinco minutos estaba
lista.
-George Harrison, como
siempre, con su tiempo récord en afinación –bromeó Eva. Él le sonrió y le entregó
la guitarra con suavidad, rozando sus manos. Ambos se pusieron serios de
repente, y con la misma rapidez simularon que no había pasado nada.
Comenzó a cantar lo que se le
ocurría, aunque John, que había tomado de más, lo estropeaba todo con unos
coros que hacían partir de risa a todos.
Después, prácticamente
obligaron a Patrick para que también cantara, aunque antes de empezar, se puso
de pie.
-Primero tengo que comunicar
una noticia –todos se quedaron viéndolo, extrañados. Él sonrió y miró a Jenny –Bueno...con
Jenny estamos muy contentos porque...¡vamos a tener un bebé!
-¿Qué? –dijo Eva, incrédula,
a la vez que todos prorrumpían en felicitaciones.
-Esperen que hay algo más –interrumpió
Jenny –El padre de Patrick es muy conservador y hace rato que nos viene insistiendo
y ahora con esta noticia, aún más. Y la verdad es que ya no me parece tan mala
idea, así que...¡nos vamos a casar!
-Ah no, eso sí que no lo creo
–rió Eva -¿Jenny, casada?
-Pues te lo vas a tener que
creer!
Se abrazaron, casi llorando,
y enseguida Patrick comenzó a cantar.
-¿Y cuándo será? –pregunto,
impaciente, sentándose al lado de su amiga.
-No sé, pero el mes que viene
seguro, porque será algo super sencillo.
-No lo puedo creer, Jenny.
-Yo tampoco –rió- Eso sí,
Anne tendrá que ayudarme, yo de niños, ni idea.
-Ey, tranquila –Anne el guiñó
un ojo -Yo te ayudaré, aunque tanta experiencia no tengo.
-Mas que cualquiera de
nosotras dos, seguro.
Un rato después, mientras
seguían escuchando a Patrick, Eva fue a la cocina a buscar más bebidas. Se sorprendió
cuando encontró allí a George.
-George...no sabía que estabas
acá, pensé que habías salido a fumar al jardín.
-Eso dije. Pero estaba acá, esperándote
–con lentitud se acercó a ella.
-¿Por qué? –preguntó con los
nervios a flor de piel.
-Quería...quería estar cerca
tuyo.
-Basta. –lo alejó con una mano
–George, esto no está bien.
-Lo sé perfectamente.
-¿Y entonces por qué lo hacés?
-Porque te extraño.
Tragó saliva y mentalmente
trató de controlarse.
-Yo tam...Yo no. –dijo al
fin, con dureza.
-No mientas.
-Está bien, está bien. Te extraño,
y mucho. Vamos, lo nuestro no se olvida de un día para otro, pero estoy
haciendo un gran esfuerzo, y por ahora voy bien. No vengas a arruinarme todo.
-Pero Eva...
-Por favor –lo interrumpió –Esta
conversación no tiene que existir, tu novia está a pocos metros. Respetala.
-Yo la respeto, y la quiero.
-¿Y entonces porqué estás acá?
-Porque te quiero a vos también.
-Lo hubieras pensado antes.
-Es que lo pensé. Eva vos
estuviste peor.
-Sí, pero acepté estar con
los cuatro, y ustedes me lo propusieron. Pero no creas que podés hacer lo mismo,
Pattie es una chica buena y no lo aceptaría. Y yo no seré buena, pero tampoco
seré la segunda de nadie. Así que hacé el mismo esfuerzo que estoy haciendo yo
y dejemos las cosas como están.
George se la quedó mirando, y
ella lo apartó para poder sacar las bebidas del refrigerador. Sentía unas intensas
ganas de tirarse sobre él para abrazarlo y besarlo, pero se contuvo. Por el
bien de todos, era mejor así.
Eran casi las cuatro de la madrugada
cuando decidieron terminar la fiesta, mas que nada porque la mayoría estaba
borracho. Hasta Pattie parecía estar mas alegre.
Todos fueron despidiéndose de
Eva y felicitándola; Anna y Mark llevando a Dante, dormido en sus brazos; y
Jenny y Patrick desparramando sonrisas para todos y prometiendo entregar pronto
las invitaciones para la boda.
-Adiós Eva –Linda se acercó
con una media sonrisa, que Eva devolvió –Espero que nos veamos pronto.
-Seguro, cuidate mucho –sonrió,
pero luego apretó las mandíbulas al ver el incipiente vientre de Linda a través
de su blusa. Otra vez fingió una sonrisa, y Linda salió afuera.
Paul se acercó, apestando a
alcohol.
-¿Vas a conducir así? –le preguntó
escandalizada.
-Tranquila Evy, nos llevará George.
-Bueno...George no está muy
fresco que digamos...
Paul soltó una risita tonta.
-Nos vemos pronto –se acercó
y le plantó un beso en la comisura de los labios, que la dejó temblando.
-Paul, por favor...
-Eva, por favor...-dijo con
la misma seriedad, para luego soltar otra risita –Lo siento, pero no lo puedo
evitar.
Salió caminando lentamente
hacia el auto de George, y Eva cerró la puerta, mareada por el alcohol y por lo
que le había pasado. Si en algún momento había creído que tenía una decisión
tomada, ahora había retrocedido muchísimo.
A esas alturas, ya le parecía
que lo suyo era tarea imposible, su corazón siempre la confundiría.
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Hola!!! Bueno, aquí les traigo el capitulo 62, esta vez no me atrasé taaaanto como otras veces, ¿vieron? Otra cosa, quiero decirles que faltan exactamente ocho capitulos para que termine el fic, así que de ahora en más se pondrá mas interesante (o eso creo jaja)
Y como siempre, la canción:
Y ahora me despido, saludos para todos/as!!!