Los meses fueron sucediéndose
con lentitud, hasta pasar casi un año. El vientre de Jenny creció hasta que un día
de lluvia torrencial, Patrick Junior llegó a la familia, a alegrarle la vida a
su madrina Eva y a jugar con su “primo” Dante.
Pese a la reticencia de Patrick, Jenny había
decidido llamarlo así, en honor al hombre que le había devuelto la fe en el
amor y había enterrado su oscuro pasado en el olvido. El pequeño era un resumen
de todo eso en la vida de Jenny. Por otro lado, ya no vivían en el pequeño
departamento que compartían. Se habían mudado a una casa propia, que Patrick
compró con el primer dinero grande que ganó junto a la banda. Ya eran bastante
conocidos y tenían sus fans, a las que Jenny miraba con asco, aunque eso
causara la risa de todos.
-Y entonces, el rey verde se
casó con la reina azul –el pequeño esbozó una sonrisita y agitó sus piernitas,
contento.
-No entiende nada del delirante
cuento que acabás de contarle, Eva.
-Ya lo sé, pero se ríe. ¿O
no, pequeño querubín? –el bebé hizo otra sonrisa –Este Patrick será todo un galán,
con esa sonrisa conquistará mujeres a granel.
-No, no, que quiero que mi
hijo sea un hombre bueno y respetable,
rompecorazones hay muchos.
Eva dejó al bebé en su cuna y
se acercó a su amiga, que doblaba ropita y la metía en un cajón del armario.
-Todavía me cuesta creer que
digas “mi hijo”.
-A mí también. –rió –Pero
creerme que es lo más lindo del mundo.
-Claro que te creo. Si me ha
cambiado la vida a mí, que soy su madrina, me imagino a vos.
Jenny asintió con una sonrisa
soñadora y sincera.
-Al fin llegó lo que
merecías. Sos una excelente persona y era hora de que fueras feliz. No como
con...
-No lo nombres Eva –la
interrumpió, seria –Nunca lo recuerdo y no me hace bien hacerlo, me arruina
toda la felicidad.
-Entiendo. No lo diré más.
-¿Y vos?
Respondió encogiéndose de
hombros. Podía decir que durante ese tiempo su vida no era feliz, pero sí tranquila.
Aún vivía con John y Ringo, aunque la relación qui tenían era mas de amistad
que otra cosa. A veces tenía la certeza de pasar el resto de su vida con uno,
luego volvía a las dudas y le parecía estar segura con el otro. A veces volvía
a pensar en George y Paul, pero recordaba que uno estaba recién casado y el
otro era un feliz padre de familia. Últimamente, quizás por la entrada en su
vida de su pequeño ahijado, pensaba mucho en su futuro. ¿Cómo sería? ¿Con
quién? ¿O estaría completamente sola? A veces aventuraba respuestas, y a veces
ni siquiera se animaba.
-Tengo que ir al trabajo
–dijo al fin, dándole un beso a su amiga y saliendo casi como huyendo de todo
lo que se le había cruzado por la cabeza.
Y sí, tenía trabajo, aunque
no lo consideraba así. Un excéntrico director de cine estaba obsesionado con
hacer una película psicodélica como la que habían hecho The Beatles. Para eso,
buscaba cantantes y actores desconocidos y contactó a Eva. Dave Davis la había
recomendado, aunque Eva no tenía ni idea de cómo se había enterado de que ella,
en algún tiempo, cantaba. A Dave jamás lo había vuelto a ver, pero eso
demostraba que seguía interesado en ella. Alguna vez pensó en terminar con todo
lo que estaba viviendo e irse con él
pero, ¿amar tanto a cuatro para irse con uno que ni siquiera le atraía? No tenía
sentido, y prefería quedarse sola antes de lastimarse a sí misma de semejante
manera.
Sabía que la pelicula sería
un fracaso, el director estaba lo bastante loco como para arruinarla, pero le
pagaba y además se divertía ensayando, aunque el resto del elenco viviera
quejándose de la desorganización. Duraría poco, pero ganaría bastante.
-¡Hola Evita! –gritó el director,
dándole un beso en cada mejilla –Tomá, éste es tu guión.
-¿Otro más? Pero si ayer...
-Ayer ya pasó –contestó dándole
una calada a su cigarrillo –Esto es lo que se me ocurrió hoy.
-Como diga, Sir Andrew.
El director en cuestión,
además de todo lo que tenía en la cabeza, tenía un delirio casi enfermo por la
nobleza y se hacía llamar “Sir”. Lo peor era que esperaba lograr verdaderamente
el título gracias a su película.
-¿Segura que se te da bien el
francés?
-Sí. Bueno, hago lo que puedo.
-Poné cara de convencimiento,
aunque lo hables mal. Recordá que sos una pobre chica francesa.
-Lo sé, aunque no sé si podré
cantar....
-¡Por favor! Si sos la mejor.
Sonrió y asintió, era mejor no llevarle la contraria
y más cuando repartía halagos.
Ensayó una docena de veces el
guión del día y luego cantó para Sir Andrew, que cada día, al finalizar los ensayos,
quería escuchar la canción que ella cantaría para pulir detalles o simplemente
por gusto.
Llegó a la casa cuando ya era
noche cerrada y se encontró con que sólo estaba Ringo con George.
-Hola a los dos –saludó.
-Hola, ¿qué tal ésa película?
–preguntó George.
-Un desastre, como siempre
–rió.
-¿Para qué te metiste n eso?
–preguntó Ringo.
-Ni sé, pero me gusta. Con ese
director nadie puede quejarse de la rutina. Cada cinco minutos te sale con algo
distinto.
-Ay...-George se agarró la
cabeza –Yo me enloquecería.
-Eso es porque sos muy
metódico, Harrison.
-Me dijeron que el tipo siempre
anda puestísimo de ácido.
-No lo conozco de otra forma
que no sea ésa.
-¿Y vos te seguís metiendo
eso?
Se quedó pensativa, mirando a
George. Después, esbozó una sonrisa traviesa.
-A veces, con John.
-Uhh...John está dado vuelta.
Bueno, me voy –se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla –Nos vemos.
-Chau George
Lo vio saludar a Ringo y después
irse muy alegre. Nunca más se había acercado a ella para hablarle. No sabía si seguía
sintiendo algo o ya no. Sobre ella, sí sabía: sus sentimientos estaban dormidos
hasta que lo veía, a él o a Paul. Ya había comprendido que viviría con eso siempre,
y que lo mejor era acostumbrarse.
-¿Y John? –le preguntó a
Ringo cuando volvió a la sala.
-Fue a una exposición de no sé
qué...Yo no fui porque esas cosas me aburren. Además, tengo que salir y...
-¿Adónde?
-Eric me invitó a cenar.
Levantó una ceja. Si algo
había aprendido, era que Ringo mentía muy mal.
-Sos grande y no tengo porqué
pedirte explicaciones –se encaminó hacia la escalera.
-Ey, ey, ¿por qué te enojás?
-No me enojo, pero me gustaría
que me dijeras la verdad.
-Eva, no creerás que...
-Dejame que crea lo que quiera.
-A ver, te invito a que vengas
conmigo, así no pensás cualquier cosa.
-Andá tranquilo, no voy.
Suspiró resignado y le dio un
beso en la mejilla como despedida.
Se tomó el tiempo necesario
para armarse un porro y fumárselo con tranquilidad, tirada en la alfombra de la
sala. En su cabeza volvían y revolvía distintos sucesos de su vida y su eterna
pregunta de “¿Cuál?”. Ringo se le estaba yendo de las manos, eso era seguro, y
John....John estaba raro.
Estaba terminando su porro
cuando, justamente, llegó John.
-Vicky, ¿qué hacés ahí
tirada? Ah, ya veo....Traviesa. –se acostó a su lado, riendo –Convidame.
-Llegaste tarde.
-Muy bien, señorita egoísta.
Ahora me fumo uno yo, y no te daré.
-No me importa.
-Qué peladora estás hoy.
-¿No me vas a contar de la
exposición?
-Veo que ya te contaron esos
chusmos. Bueno, era algo raro.
-Si vos decís que es algo
raro, entonces es rarísimo. Debe ser una exposición de marcianos.
-No había marcianos, pero sí
japoneses.
-¿Japoneses? ¿Qué hacen acá?
¿Todavía no se enteraron que terminó la guerra?
Soltó una carcajada y la
abrazó.
-Yo qué sé si se enteraron o
no, pero ahí había una exponiendo cosas raritas. Se llama Yoko Ono.
-¿Yoko Moco?
-No, bruta –rió otra vez –Veo
que lo porros te ponen graciosita.
-Que me perdone la nación
japonesa, pero eso no es un nombre. ¿Cómo se va a llamar así?
-Ella dirá lo mismo de tu
nombre.
-No, porque no lo sabe.
-Lo sabrá cuando vea la película.
Es seguro que la verá porque decís que es un delirio y a la vista está que le
gustan esas cosas.
-Pero mi nombre es lindo, el
de ella no.
-Cómo jodés con el nombre. Y
claro que el tuyo es más lindo, llevás el nombre de la primera pecadora y eso
es....incitante.
-Si querés te doy una
manzanita.
-Me interesa que me des otras
cosas.
-¡Idiota! –le dio un codazo,
muerta de risa.
Los cuatro estaban alrededor
de la mesa, discutiendo. Se acercó con una fuente de comida y los miró uno por
uno.
-Ya que tengo que hacer el
almuerzo, por lo menos tengan la amabilidad de dejar de discutir.
-Sí mamá –respondió Ringo.-
-Hablo enserio. No me gusta cuando
pelean. –se sentó en la cabecera, seria.
-Eva tiene razón, es un sinsentido
–afirmó Paul –Nos juntamos para comer en paz y charlar, no para gritarnos.
-Claro, eso ya lo venimos haciendo
en el estudio.
-John, no seas...
-Oigan eso no me lo contaron.
-Mejor que no te lo cuenten, Evy
–dijo George con la boca llena.
-Bueno, ahora coman y no
peleen.
Por suerte, todo transcurrió
con normalidad, como si fueran buenos amigos. Cuando terminaron, Ringo se fue,
alegando que tenía que “hacer cosas”. Pronto, un a uno de los que quedaban,
partieron. Cuando se quedó sola, se dedicó a limpiar para no acordarse de la
soledad. El teléfono sonó.
-Hola Eva, soy Pattie.
-Hola...
-¿Podemos ir a tu casa? Es
para hablar de un asunto.
Pestañeó rápido. No entendía
porqué la llamaba y parecía que tenía urgencia. Al fin respondió afirmativamente
con unos balbuceos.
Casi una hora después, Pattie
y Linda estaban en la puerta.
-Lamento la molestia –dijo
Linda ni bien entró.
-No se preocupen, ¿quieren
café?
Ambas se miraron y asintieron.
-Ya se los traigo. Siéntense
donde quieran.
Preparó el café, nerviosa. Ver
a las dos en su casa era como ver a las parcas. Cuando volvió a la sala, Pattie
y Linda charlaban y dejaron de hacerlo cuando la vieron.
-¿Y bien? –se sentó frente a
ellas y tomó su taza. Por un momento sintió asco, se veían como tres señoras
muy decentes tomando le té para hablar de temas importantes. O no tanto.
-Eh...eh...bueno,
Eva....-comenzó a decir Pattie.
-Por favor, sin rodeos.
Se quedaron calladas y Linda
decidió recomenzar.
-Vinimos para hablar con vos
de un asunto.
-Eso ya me lo dijo Pattie.
-Bien. Por lo que hemos
venido escuchando, los chicos no se están llevando muy bien.
-Bueno, nunca se llevaron perfectamente
bien.
-¿No?
-No. Tienen caracteres muy distintos
y es obvio que nunca todo puede ser color de rosa.
-Lo sé –dijo Pattie –peo creo
que hay algo más. George está muy preocupado aunque no me lo diga.
-Y Paul también –agregó Linda.
-Bueno, John también anda
raro, y si está así, seguramente tendrá choques con Paul.
-¿De verdad?
-Es más que seguro. Son así,
se adoran pero no se soportan.
Linda y Pattie asintieron
como si estuvieran en clase, delante de una profesora importante. Eva sólo las
miró y tomó un sorbo más de café.
-Después...algo me comentaron
sobre peleas en el estudio, sin ir mas lejos, hoy cuando almorzaban discutían.
No eran las peleítas que siempre tienen, era un poco mas fuerte y parecía ser
que de cosas importantes.
-Entiendo. Eva, si notás que las
cosas empeoran...¿podrías decirnos? Así los ayudamos, o por lo menos entendemos
lo que les pasa. Ellos no cuentan nada y vos...vos los conocés bien.
Miró a Linda con seriedad y lentamente
asintió.
-Sé que es difícil lo que te pedimos
pero...
-Tranquilas –la interrumpió.
–Las ayudaré. Por mis chicos hago cualquier cosa.
*********
Hola!!! Acá estoy de vuelta! Como ven hay un nuevo personaje....Yoko muejejejje.
Me voy antes de que alguien me mate o le de algo (Cloquell...)
Dejo la canción:
Saludos!!!
No quiero que John se vaya con Yoko, ¡no quiero, no quiero, no quiero, no quiero! Por favor, que no haga eso. Eva no merece quedarse sola. ¡Quiero a John con Eva! <333
ResponderEliminarPor favor, ¡SUBE PRONTO!
Saludos❤️.
Sí, soy yo. La misma que te tenía que matar o a la que le tenía que dar algo. Tal vez, como te dije, podría apañármelas y hacer las dos cosas, porque ya sabes que las mujeres podemos hacer varias cosas a la vez... De este modo, podemos hacer varias combinaciones posibles: matarte y darme algo después o bien matarte mientras me da algo. La segunda opción es un poco más complicada, pero bueno, teniendo en cuenta que hay más riesgo, le da más morbillo y por tanto se hace más interesante. Por cierto, no. No me puede dar algo antes y después matarte. No, Gallo, no me lo propongas que no acepto, jajajajajajajajjajaja.
ResponderEliminarVale, bien, dejando de lado mis chorradas y dejando también el cuchillo que estoy afilando sobre la mesa, me dispongo a comentarte. Qué? Que para qué es el cuchillo? Para hacer sushi, cariño. Sushi. Japonés. Y después echaré ese sushi a las pirañas. xDDDDD
Uffff, espera, creo que necesito calmarme. Espera. A ver, Cris: inspira, expira, inspira, expira, inspira, expira... Ahora piensa en cosas bonitas como... como... John... No mejor no pienses en John que piensas en cosas DEMASIADO bonitas y nos perdemos. Vale, pensemos en otra cosa bonita... PATRICK JUNIOR! Sí! Así mejor, muchíiiiiiiiiisimo mejor... jejeje. Aish este niño, que es que lo agarro y me lo como! Y eso que sólo es un bebé aún que no hace demasiadas cosas, pero me lo imagino tan guapete y tan bonico que... mira, se me despierta el instinto maternal y todo y es que me lo comería! Jajajaja. Lo bueno de este nano es que hace que Eva pueda evadirse un poco de todo mientras está con él :3 Por cierto, que me encanta esto de la historia de Jenny y Patrick. Me encanta ver como por fin la pobre Jenny, que siempre ha sido bastante desgraciada en el tema de los amores, por fin está con un tipo que vale la pena, como Patrick. Si es que... Ainsh. Si no apareciera John en este fic seguramente babearía por este chico (OJO: FUERTES DECLARACIONES DE CRIS xD ), pero como está, pues no puedo. Mis babas están todas reservadas para el Xic. Lo siento Patrick, ya ves, lo nuestro es imposible y no funcionaría nunca... Jajajajajaja.
Por cierto, no sabía yo que Eva ahora se me hubiera puesto a hacer películas raras en las que actúa de francesita bajo las órdenes de un señor que se hace llamar Sir (a ver si en realidad va a ser un Paul venido del futuro disfrazado... jajajajajjajaja) y que está como una regadera. Vale, pese a que este hombre está zumbado, a mí me mola. Chica, que me cae bien el Sir Andrew éste. Está para psiquiátrico, sí, pero me cae bien. Tanto, que me iría a tomarme unas cervezas con él y todo. Por favor, si hago eso alguna vez, que alguien grabe la conversación con este hombre, que debe de ser digna de enmarcar y de poner en un museo, jajajajajaja.
Bien, bueno, que pese a que zumbado y todo lo que quieras, lo importante es que ahora Eva está de nuevo ahí haciendo algo con su vida, aunque sea una peli más loca que una vaca loca (qué mal símil me ha salido hoy, nena, jajajaja), pero que bueno, que lo importante es que está ahí ahora y no en casa todo el día comiéndose la cabeza por unos y por otros..
Y hablando de casa... Sí, Eva, hija, te tengo lástima. Te tengo lástima pese a que vivas con dos Beatles. ¿Por qué? Pues porque menudo panorama que tiene la chica ésta por casa. Vale, yo para mí que en el triángulo John-Eva-Ringo aún hay amor pese a que ella lo defina como una amistad a ratos, pero oye, hay amor al fin y al cabo y eso es lo que importa. Pero... Pero... HAY MOSCONES! MOSCONES A LA VISTA! MOSCAS COJONERAS A LAS QUE SE DEBERÍA ROCIAR CON INSECTICIDA Y DESPUÉS APLASTAR COMO VILES CUCARACHAS Y... Sí, doctor, sí, me calmo, pero es que a mí el sushi me sienta mal. No sé por qué se me indigesta y me pone agresiva, jajajajajajaja. Ay, Yoko. Mira, voy a proponerte una cosa... ¿por qué no te vas a exponer a Sudáfrica? Me han comentado que allí tu arte pega mucho, ¿sabes? Ale, un dos, pilla tus manzanitas, tus hojitas con los Yes escritos (siempre me pregunté por qué hostias ponía "yes" y no un "tonto el que lo lea") y tus escaleritas y te montas una exposición en Johannesburgo, sí? Muy bien, buena chica! Jajajajajaja. Ainsh, ahora en serio, al igual que Xim, sólo espero que al Johnny no se le crucen los cables con la señora esta o la liamos. Bueno, la lía él, porque del escobazo que le doy yo, se queda tieso en el acto, jajajajaja. De verdad te digo que temblé cuando me comentaste que sí iba a aparecer la Yoko y más aún cuando leí su nombre escrito. Sólo espero que las burlitas de Eva hacía "Yoko Moco" (jajajaja) hayan servido para que John ponga los pies en el suelo y que no se encapriche con la de las manzanitas. Si quiere manzanas, Eva le puede comprar también. Y si quiere papelitos con "Yes", "No" o "tu puta madre en bicicleta", también puede escribirlo Eva e ir pegándolos por toda la casa. Ves, John? Ves como Eva puede también hacerte exposiciones en casa? Ale, bonico, pues tú ahí, quietecito... xD
ResponderEliminarY sigo, calmándome ya y dejando de lado a la Yoakojono, hay otra cosa que me inquieta. Y no, Yoko no tiene la culpa. Que qué es eso? Pues Ringo. Ringo, Ringo... Éste no tiene exposiciones y aparece y desaparece como las apariciones marianas. Leñe, con tanta ida y venida parece el paseante! Mira, a mí esto, no sé por qué, me da mala espina, y mucha. Así que por si acaso, porque aún no sabemos de qué va la cosa, yo iré a comprar una reserva importante de escobas y palos... Sólo por si acaso, eh? xD
De todos modos, no creo yo que estas escobas se queden sin uso... Porque vamos, ya empezamos con los jaleos en el seno del grupo. Sí, están quemados estos chicos. Demasiado tiempo juntos y demasiados roces que al principio se perdonan pero que después ya no. Y así vamos, jodiendo y caminando hacia un fin que no me gusta nada :( Espero que Eva los ponga rectos a estos 4. Porque de una cosa estoy segura (y aquí pienso igual que Linda y Pattie), que si hay alguien en el mundo que les pueda hacer ver que se están comportando como críos, esa es Eva. Y es que por ella, todos, absolutamente todos, sienten aún algo. Ojalá así sea...
En fin, nena, capi completito el que nos has dado, eh? Ya veo que cumpliste lo que prometiste y que a partir de ahora, que ya estamos en la recta final (voy a llorar... BUAAAAAAAAAAHHHH!), van a pasar una espiral de cosas que, hablando claro y mal, nos vamos a cagar. Tal vez ésta no sea la mejor expresión con la que terminar un comentario, pero nena, que... ES QUE ES ASÍ!!!! XD
Y bien, yo sin nada más que añadir al respecto (bueno sí, que me ha enamorado este capi, como todos los que te marcas), me vuelvo de nuevo con mi cuchillo, que lo tengo que afilar bien. Ya se sabe, para cortar bien los ingredientes del sushi, hay que tenerlo así... muajajajajajajajajaja.
Ale, ya, me dejo de delirar.
Besotes genialidad! Muaaaaaa!