jueves, 2 de enero de 2014

Capitulo 69 Que me quedes tú

El sol se abría paso entre un manto de nubes grises. Después de una fugaz lluvia, el verde del jardín resplandecía como nunca. Salió al encuentro de ese verde, que parecía estar de fiesta, e inhaló el aire profundamente, cerrando los ojos.
-¡John! –gritó hacia una de las ventanas.-¡Vamos, salí fuera!
John se asomó con cara somnolienta y abrió la ventana.
-Esperá un momento más, dos acordes y ya estará lista la canción.
-Como quieras. –se encogió de hombros.-Yo estaré por aquí.
John le sonrió y cerró la ventana. Eva comenzó a deambular por el jardín, canturreando una canción cualquiera.
Se sentó en uno de los sillones blancos de hierro forjado, mirando hacia la hiedra que cubría  al muro. Cerró los ojos nuevamente y apretó los párpados. En cualquier lugar, en cualquier momento, la asaltaba la imagen de Yoko, amenazadora. Ni siquiera había pasado un mes de aquel encuentro, y si bien John se mostraba alegre y enamorado, muy distinto a cuando estaba con Yoko, ella sabía que era débil y que podía caer en las redes de esa mujer.
Sintió un suave beso en la mejilla y no pudo más que sonreír.
-¿Te estabas durmiendo?
-No, aún no. –sonrió aún más.
-¿Qué te parece si tomamos el té acá? No hace nada de frío, un atardecer hermoso.
-Se nota que estabas componiendo, todavía te dura lo poeta. –rió.
-No te burles Vic. Prepararé el té.
-¿Vos?
-Sí, yo, para que veas que no sólo soy un poeta, sino también un excelente amo de casa.
Dejó escapar una carcajada y asintió. En pocos minutos, John ya estaba de regreso con una bandeja con dos tazas humeantes, y un plato con galletas. Se quedaron en silencio, tomando el té y mirando el jardín y los pájaros que volaban y se posaban en alguna rama. Parecía el mismo Edén.
No era necesario que dijeran algo, ambos se sentían bien el uno con el otro, sólo con saber que el otro estaba allí. Eva cerró los ojos otra vez: se dijo y se repitió que no dejaría que el miedo la dominase, que sólo viviría el momento, como ese, tan perfecto. Y que ya no pensaría en nada más.
-¡Hola, hola!
-La puta madre Starkey, ya caíste a interrumpir todo.
Ringo sólo se rió y se dejó caer en otro de los sillones, tomó una galleta y le robó la taza a John.
-¿Algo más deseaba el señor? –dijo John, sarcástico.
-A esto le falta azúcar.
-Te recuerdo que esta ya no es tu casa.
-Es verdad, pero no me importa. Además, no vine a hablar con vos.
-Deduzco que es conmigo.
-Claro, Evy.
-Bueno, vos dirás y ¡dejá de comer galletas!
-Están buenas.-respondió con la boca llena.-Bien, me pondré serio. Maureen me…
-Ah, ya. –interrumpió ella.
-Vic…-John la miró significativamente. Eva suspiró fastidiada.
-Perdón.
-Maureen me ha pedido que los invite a cenar.
-No.
-Eva…
-Es que no tengo muchas ganas de verla, aún.
-Entiendo…
Ringo bajó la cabeza y se quedaron inmersos en un incómodo silencio. Eva tomó otra galleta, la partió, y la dejó sobre la mesa.
-Está bien. Iré. Basta de guerras estúpidas, es hora de comportarse.
-La harás feliz. Le hace mucha ilusión verte, ahora que ya se ha arreglado todo.
Forzó una sonrisa, apenas mirándolo. John comenzó a hablar de cualquier banalidad, y ambos se engancharon en una conversación en la que ella apenas participó.
Cuando Ringo se fue, John se quedó en silencio, mirándola con seriedad.
-¿Por qué hiciste eso?
-¿Hacer qué?
-Eva…
-No me hables así, no sos mi padre.
John sólo se tomó la frente, exasperado.
-Eva me pedís decisiones, pero parece que vos no te decidís. Pensé que reaccionarías bien, que todo lo de Ringo y los demás lo tenías superado.
-Perdón, no me puedo controlar, es eso.
-Eva si los dos no nos esforzamos, esto se va al carajo.
-Lo sé. Prometo no comportarme como una inmadura. John, te amo.
-Yo también. –dijo apenas, y se fue a la habitación.




El edificio le parecía mas gris que antes. Entró y subió al ascensor. Ni sabía lo que encontraría allí, ni qué pasaría. Sólo quería dar punto final a algo que apenas había comenzado, y por su culpa.
Tocó timbre y se miró en el espejo del corredor. Él, John Lennon, se veía completamente cambiado, mas delgado y despeinado.
Se abrió la puerta y se giró con rapidez. Yoko sólo bufó.
-¿Qué? –preguntó secamente.
-Vine a hablar.
-¿De tu princesita de cristal? Andate.
-Yoko, por favor. Dejame pasar.
-No, hablá acá, veré si te presto atención o no.
-Sólo vine a pedirte perdón por…por si te ilusioné.
-Qué inocente sos, yo nunca me ilusiono, eso es para mujeres estúpidas criadas a cuentos de hadas, como la tuya.
-Por favor, quiero hablar sin insultos de por medio.
-¿Encima venís con pretensiones? Hablo como quiero, esta es mi casa y hago lo que se me antoja, y nadie me va a venir a decir algo. Y menos vos, que sos la nada misma.
La miró, altanero. Asintió lentamente con la cabeza, sin despegar la mirada de la de ella.
-Bien, eso era todo. Ah, se me olvidaba: dejame en paz. Nada de llamados, ni invitaciones, ni encuentros por casualidad.
-Me tenés miedo, ¿eh? Tranquilo, no haré nada de eso, soy buena perdedora aunque…bueno, no perdí nada. Vuelvo a recordarte que sos nadie, tanto para mí, como para el resto del mundo, y como seguramente también para ella.  Sos un tipo con dinero, por lo tanto tenés mujer y amigos, pero sos un nadie. Igual fue un gusto conocerte. Ahora sé qué tan tonto puede llegar a ser el hombre. Y gracias a vos, conocí gente que sí me sirve par mi carrera. ¿Tenías algo más para decirme?
-No. Buenas tardes, Yoko.





El sonido del timbre interrumpió la melodiosa voz de Patrick que llenaba la casa desde el tocadiscos. Ya eran bastante conocidos y tenían un nuevo disco, que sonaba por todas partes.
Eva corrió hasta la puerta, sacándose mientras el delantal.
-Hola Eva. –la saludó Paul con su habitual sonrisa.
-Hola Paulie, ¿buscás a John?
-No, vine a hablar con vos. ¿Puedo pasar?
-Ay claro que sí, eso ni se pregunta. Vení a la cocina, estaba preparado la cena.
Paul la siguió y se sentó en la mesada. Al pasar, había tomado una manzana de la frutera y comenzó a mordisquearla.
-¿De qué tenés que hablarme? –preguntó ella. -¡Ay, cómo odio picar cebollas! ¡Me hacen llorar!
-A mí también ya me están haciendo llorar. –rió.-Verás, es una propuesta, pero no mía. Es de la EMI.
-¿Otro disco?
-No se trata de la banda, eso está medio…bueno, dejémoslo ahí.
-Paul, eso importa, y mucho. –lo miró seria, dejando las cebollas-Es la banda, es por lo que han vivido en estos años.
-Mmm…sí, pero igual vengo por otra cosa.
-Está bien, si no querés hablar, no hables. ¿Qué cosa es esa?
-¿Te animarías a sacar un disco?
-¿Eh?
-Lo que escuchás. Te vieron en la película, consideran que tenés buena voz y que venderías mucho. ¿Qué tal?
-¿Qué tal? Que es un disparate. ¿Yo, un disco? Por favor…
-Aunque sea un simple. Después te esfumás, o seguís y te hacés una gran carrera.
-No Paul, no…¡Ay! ¡Casi me corto un dedo!
-¡Te pusiste nerviosa! –rió con ganas-Vamos Eva, probá. No me digas que te da vergüenza…
-Sí, ¿y qué? Aparte…aparte no tengo ganas. Eso ya fue.
-Como quieras, pensalo. Tenés doce días para decidir. Puedo ser tu manager.
-Seguí comendo esa manzana y dejá de decir sandeces.
Paul rió y le dio otro mordisco. Contaba con que lograría convencerla.



Pese a la incomodidad inicial, la cena iba viento en popa. Las mujeres se limitaban a reír de lo que decían ellos, apenas interviniendo y apenas mirándose. Eva ya sabía que todo sería así, tenía las experiencias con Pattie y Linda. De hecho, ya había tenido reuniones como esa con ellas, y todas se comportaban igual, era casi como una ley no escrita y por nadie impuesta pero por todas respetada: pocas palabras, nada de miradas. Y sino, lo justo y necesario, lo suficiente como para no desatar batallas campales. Y es que ese riesgo siempre estaba latente, y a esas alturas, Eva ya sabía que siempre lo estaría.
-Traeré el postre. –Maureen se puso de pie y comenzó a juntar los platos.
-Te ayudo. –bien, no era justamente lo que quería hacer, pero se esperaba  de ella que hiciera eso, que ayudara a la anfitriona fuera quien fuera.
Maureen le dedicó una media sonrisa y caminó hacia la cocina, seguida por ella. Ni bien dejaron las cosas, se miraron: sabían que era momento de hablar.
-Bien –comenzó Eva-agradezco tu invitación aunque no lo creas.
-Eva, yo no te lo robé.
-Nadie dice eso. Fui yo quien lo descuidó y…basta, terminemos con esto. No te guardo rencor ni te haré la guerra. Espero que vos tampoco hagas lo mismo.
-No es fácil, Ringo se la pasa hablando de vos.
-Lo lamento,  y es lógico cuando se viven muchas cosas juntos. Cuidalo, y buena suerte.-caminó hacia la puerta, pero Maureen la tomó de un brazo.
-Eva, ayudame. Ringo no está bien, hay problemas en la banda, apenas me cuenta algo y yo no sé qué hacer para ayudarlo. Pensé que vivir juntos sería perfecto, y resulta que no.
-Bienvenida a la realidad, las convivencias no son perfectas y las parejas tampoco, y él tampoco. Tratá de ayudarlo.
-Pero es que no sé có…
-Tratá de ayudarlo.





Salir, aunque fuera a la casa de Ringo, los había ayudado a despejarse y pasar un momento con otra gente. Pero ya junto a John, allí en la cama, se había olvidado completamente de Ringo y de Maureen, de los celos que había sentido, de la carita de buena que se tuvo que pintar para disimularlos. Y es que estar junto a John era mucho más importante, se sentía feliz porque estaba segura de que no se había equivocado. Se lo decía su corazón cada vez que la tocaba, que la acariciaba, que escuchaba su nombre en su voz, o simplemente cuando lo oía respirar. A John le debía haber vuelto a la vida, dejar de pensar en problemas y fracasos, creer en el amor otra vez. Sonrió y se abrazó más a su pecho desnudo.
-Vicky…
-¿Sí?
-¿Lo pensaste?
-¿Qué cosa? –preguntó extrañada.
-Lo que te propuso Paul.
-¿Cómo lo sabés?
-Yo lo sé todo, querida. –sonrió.
-Hay que ver lo chusma que sos. Y no, no lo pensé.
-¿Por qué? A mí me parece una gran oportunidad.
-Nadie querrá un disco mío.
-¿Ah, no? Venderás miles, todos saben quién sos.
-Quiero que lo compren por su calidad, no por un “Ah mirá, este es el disco de la puta”.
-Nadie dirá eso.
-¿No? Vamos, John.
-Vicky –la tomó de los brazos y la acercó para mirarla a la cara-sería genial, animate, ¿qué podés perder?
-No sé, no sé.
-Aunque sea para que sepas cómo es grabar y todo eso.
-Ya lo sé de sólo escucharlos a ustedes. Ah, ahora que digo eso, mejor dejemos de hablar de este tema y pasemos a otro.
-Estamos desnudos en la cama y vos hablando como presentadora de canal de noticias.
-¿Qué pasa con la banda?
Borró su sonrisa, cambiándola por una mueca, y bufó.
-No pienso hablar de eso ahora.
-John, no hablás ni ahora, ni nunca.
-Será simplemente porque no quiero hablar, ¿no? Dejame tranquilo Eva.
-No, no, pará. No te enojes. John, sé que hay problemas, ¿por qué no me contás?
La miró y negó con la cabeza. Después la obligó a acostarse junto a él.
-Es muy difícil. Nos vamos a separar.
-¿Qué? –se incorporó casi de un salto-Eso es imposible.
-No hay imposibles, y este es un ejemplo.
-Pero John, alguna solución…
-No hay. Nos separamos, es algo que ya tengo asumido.
-No John, no. ¡No podés decirme esto! O sea, ¡son The Beatles!
-¿Y con eso? No somos dioses. Ya viste cómo todo se fue desgastando, lo único que conseguimos es pelear. Vamos a terminar odiándonos y yo no quiero eso.
-La culpa es mía.
-No digas tonterías, sabés bien que eso no es cierto. Esto no tiene nada que ver con vos.
-No me digas que no mezclaron sus cosas personales en todo esto.
John sólo suspiró. Ella se puso de pie y caminó hasta el baño, sin decir media palabra. Allí se encerró a llorar, porque no podía creer que todo se terminara así. Y además, por más que le dijeran que no, sentía culpa. Según todos, Yoko lo estaba influenciando a John, lo estaba alejando. Ahora Yoko no estaba, por lo tanto la culpable era ella. Y no se lo perdonaba.
Se lavó la cara y se contempló en el espejo, odiándose. John entró, la abrazó por detrás y le dio un beso en el hombro.
-Tranquila. Esto se sabía que algún día pasaría, no tenés la culpa de nada.
En ese momento, sonó el teléfono. Eva se zafó del abrazo de John y corrió a atender. Él sólo bufó y se mordió el labio inferior.
-¿Hola?
-No te vas a quedar con él.
Colgó de un golpe, furiosa.
-¡Y encima aguantar esto!
-Tranquila amor. –John volvió a abrazarla-Ya no molestará más, te lo prometo. Nos mudaremos a una casa más linda, ¿qué te parece? Nadie sabrá nuestro número ni molestará.
Sólo pudo asentir, tragándose las lágrimas. Inspiró aire, a la vez que seguía asintiendo.
-Me juré que viviré cada momento, sin preocuparme. Lo principal es que estamos vos y yo juntos. Lo demás ya no importa.



****************
Hola hola! Aquí volví con el anteúltimo (se dice anteúltimo? Bueno, yo lo digo así XD) capitulo del fic...Ay, qué tristezaaaaaa!Como se acaba todo en mi vidaaaa.
Bueno, termino de cantar y les dejo la canción. Me van a decir "Es el anteúltimo capitulo y ponés una canción de Shakira???" Y sí, mátenme, pero creo que es el único tema de ella que me gusta jaja, y me venía de diez para ponerlo. Está bien, acepto todas las maldiciones que me tiren. 
Y ahora sí, me retiro y nos vemos en el final!









4 comentarios:

  1. Acepta esa propuesta Vicky. Quiero que sea feliz después de tanto sufrir. Siempre la admirare jajaja :')
    Oh, que triste saber que el próximo capítulo es el final, um. ):

    Sube pronto. Besos.
    Feliz año nuevo. :3

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  2. Muy bueno el capitulo, me encanto!
    Te quería recomendar este blog: http://mi-vida-sin-el-fanfic-the-beatles-yea.blogspot.com.ar/ , es muy buenoo, y también es de los beatles, te va a encantar!!

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  3. Después de haberme pasado un par de días enteros haciendo ejercicios de relajación para intentar asumir que este es el penúltimo capi y sirviéndome de más bien poco porque cada vez que lo pienso me entran ganicas de ponerme a sollozar como una boba... Aquí me tienes a mí! Jajajaja. Vale, intentaré hacerme a la idea de que es un capítulo más, y que, como me recomendaste, pensar que aún quedan 200 xD y te comentaré...
    A ver a ver a ver... nena! Estas genialidades que te escondes en la manga... cómo lo haces? O es que tienes las mangas muy grandes para esconder en ellas un montón de capis geniales como este o yo no sé cómo te las apañas, eh? xD
    Bueno, a ver, en serio, que el capítulo, como siempre, me ha encantado, aunque quizá diría que tal vez éste incluso más porque por así decirlo “cierra” un ciclo, el ciclo de los dilemas de Eva que nos ha ido acompañando todo el fic. Vamos, que ahora ella tiene ya muy claro con quién quiere estar y es John (bailecito feliz! Lo siento, en esto ya sabes que no puedo ser imparcial, jajajaja). Y ojo, que John también parece ya tener claro a quién AMA, así, con el verbo “amar” y en letras mayúsculas de verdad. Vale sí, no todo es como en una película cutre y bobalicona, sino que hay además ciertas sombras de dudas (por parte de ambos), pero que bueno, que me da a mí que estas dudas pronto se irán río abajo, jejeje. O al menos, eso espero. Es, en definitiva, una bonita solución para todo el dilema que se ha venido planteando Eva desde casi casi el principio del fic y con la que yo me siento de lo más happy! :)
    En fin, vayamos por partes a ver qué nos ha deparado este capi… Primera escena. Ainsh, me quería morir de amor con la escenita en el jardín los dos ahí, pese a las incertidumbres de Eva. Sabes? La entiendo, la entiendo mucho. Porque vamos, ya sabes que si John ha caído con Yoko pues tal vez pueda volver a hacerlo, aunque sinceramente, después de ver lo que vio… Como que me da a mí que no vuelve con ella. Por muy débil que sea la carne! QUE NO VUELVE CON ELLA! Y SI VUELVE… Sólo díselo a la tía Cris… :P Bueno, aparte de dudas, después la escenita romántica ha sido de lo más genialosa, incluyendo al cirio pascual en el que se ha convertido Ringo. Hay que ver Rings, tío, ya te vale… Comiéndote las galletas de una parejita de enamorados… Cuánto que me costarás de criar, xè! Jajajajajaja. Y la visitilla de Ringo, cómo no, nos lleva a otro asuntillo… Vamos, a ver, aquí las dudas no las puede tener sólo Eva, también John ha de tener sus momentillos (por cierto, me ha encantado esto de mostrar la “parte dudosa” de los dos, no sólo de Eva. Te aplaudo por ello, crack). Y como a Eva, a él también lo entiendo. A ver: ahora que ha elegido ella es ya como más que comprensible que él también se sienta medio no sé ya si decir herido, pero algo similar, al ver que a Eva aún le entran ciertos celos y cierta animadversión hacia las parejas de los otros tres… Es como que siempre va a quedar algo, que eso es obvio, pero a John tal vez le asuste que ese algo no sea residual solamente sino que sea algo más gordo…

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  4. Bueno, menos mal que al final la cena pues fue más o menos bien. No diré viento en popa porque no es cierto: fue cordial y guardando las formas y ya. A ver, Maureen, a riesgo de que quieras matarme :P , me gustó cuando le dijo eso de que no quería ser su enemiga ni nada por el estilo, así que bueno, por esta parte todo bien. Lo que no parece andar tan bien son las cosas en el seno del grupo. Por primera vez y muy abiertamente se habla ya de separación y a los cuatro chicos se les nota. Yo ya sabes que pese a que Yoko y yo no nos llevemos nada bien, soy de la opinión de que la culpa de todo no la tuvo ella. Fue sólo un factor más y tal vez incluso menos poderoso del que se nos ha querido vender desde afuera, aunque claro, es una humilde opinión. Y si opino esto, también me gustaría entrar ahí y decirle a Eva que no padezca, que no se caliente la cabeza y que entienda que NO ES SU CULPA para nada. Ya lo dice John y tiene razón, la cosa no va con ella aunque no pueda evitar sentirse culpable. Yo creo que fueron muchas cosas, la principal, el estar quemados ya unos con otros después de tanto tiempo juntos. Y las demás teorías me las callaré porque cada vez que las expreso en lugar público me aparece el Escuadrón de Lapidación piedras en mano para atizarme, aunque creo que tú ya las sabes, jajajajajaja. Así que nada, si Eva pese a todo lo que le diga John o tal vez el resto de los chicos aún duda, me la envías a que se tome un café conmigo o algo y yo le explico todo esto tranquilamente, jajajaja.
    Por cierto, que hablaba yo de Yoko. He de decir que casi me ingresan por tu culpa por taquicardias, estimada María. Casi. Porque dos líneas más sin aclarar las cosas y me da el soponcio, jajaja. Es que ya sabes que yo me altero pronto y cuando he visto que John se iba a casa de Yoko a hacerle la visita me he puesto mala. Decía “ale, ya está, se jodióóóóóóó!”. Pero… no!!!! Ainsh, que alivio me ha dado el leer esa conversación y el ver que John le dice bien claro que ya nada de nada con ella. Wiiiiii! Me han dado (más aún) ganas de abrazarlo y darle dos besos de felicitación :P Ah, y ella toda digna con su genial discurso de que si tú no eres nada y que si pitos y que si flautas… Ah, pájara! Y si no es nada por qué mierdas sigues llamando a joder al personal, eh? A mí vienes y me lo explicas eso. A mí y a mi pandilla de amigotes albanokosovares que tengo aquí… xD Ahora en serio, las llamadas de Yoko a mí también me tocan los cojones. Bien por John que propone lo de la mudanza!!!! Ya tardan. Yo por mí que se vayan mañana mismo y que si eso, Yoko también aproveche y se mude allá a Marte o Saturno como muy cerca, a ver si se deja ya de tocar los cojones ya, leñe!
    Y bueno, no creas que se me ha olvidado, eh? Jejeje. DISCOOOO! Eva, va tía, enróllate! Graba el disco! Vamos, joder, que por una vez que estoy de acuerdo en algo con Paul… jajajaja. Yo creo que todo el mundo está ansioso porque al menos pruebe y grabe. Ya sabemos que no se le da mal y que encima le gusta y… oye! Que lo que digan los demás da igual! Si ella quiere y le apetece, por qué no? A ver si ahora nos vamos a parar a pensar en lo que tengan que decir cuatro amargados… Sí hombreeee! Eva, va, a grabar o te llevo yo a rastras al estudio (a ver si con amenazas o algo la convenzo yo a esta chica, jajajaja).
    Y nada, yo ya me despido hasta el… próximo :( El último. Y ya sabes que me va a costar un mal despedirme de este fic, pero aún me quedan por el momento ciertos consuelos tuyos, así que… Nada, intentaré ser fuerte y entender que todas las buenas historias han de tener un final por más que nos pese…
    Besotes preciosaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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