La estadía en Francia se estaba haciendo demasiado aburrida.
No hacía ni dos días que estaba allí y ya se sentía fastidiada. Sarah, su
compañera, no hacía mas que coquetear con todos y decir estupideces, aparte de
reírse histéricamente de cualquier cosa. En una sola cosa coincidía con ella:
en quejarse del hotel mugroso donde estaban parando.
-Eva, ¿podrías prestarme algo de shampoo? Olvidé el mío
–dijo Sarah asomándose por la puerta del baño, tapándose con un toallón.
Suspiró y estiró su mano, para abrir el cierre de su maleta
y sacar un frasco. Se puso de pie y se lo alcanzó.
-Gracias –sonrió la pelirroja antes de cerrar la puerta.
Se dejó caer en la cama y tomó su cámara, observándole todos
sus detalles. En realidad no la observaba, su cabeza estaba en otra cosa: en
los cuatro que había dejado en Londres.
Ni siquiera los había llamado avisándoles que ya estaba en
su lugar de destino, pero sentía que quizás a ellos ni siquiera les importara.
Sus dudas empezaron a asaltarla. Quizás, también, ella ya no fuera tan importante
para ellos.
Se puso de pie, rebuscó en el bolsillo interno de su tapado
que estaba colgado en una silla, y sacó un paquete. Lo abrió y a la vista quedó
la hierba que se había traído. Comenzó a armarse un porro, pensando que lo único
que tenía de ellos en ese momento era eso, un poco de hierba. Un escalofrío le
recorrió el cuerpo cuando por su mente cruzó una especie de presentimiento:
quizás eso, la hierba y varios vicios que estaba adquiriendo fueran lo único
que le quedaría de ellos.
-Ni siquiera llamó –dijo Ringo mirando el teléfono con insistencia.
-Que te olvides de ella Starkey, ya te lo dije –respondió
George acomodándose la corbata frente al espejo.
-¿Cómo podés ser así?
-¿Así cómo?
-Parece que ya no te importara.
George se giró y miró a su amigo. Ringo se dio cuenta que lo
de George eran puras palabras, su semblante demostraba que no la estaba pasando
nada bien.
-No tendría que importarme porque a ella ya no le importamos.
Pero bueno, la vida es así. El amor es así.
-Mejor vamos, Brian nos espera.
Cuando bajaron, el manager sólo hizo un suspiro de
exasperación.
-Ustedes también. ¿No pueden cambiar esas caras de funeral?
-No. –respondió John.
-Lamento esto pero voy a pronunciar una frase que en este momento
me regocija: “Se los dije”.
-Callate Brian –dijo Paul, sin poder ocultar su molestia –No
hables como un padre. Y no te metas en esto.
-Muy bien, hagan lo que quieran. Pero esas caras las cambian.
Resignados, echaron a andar hacia la puerta.
-Hola Evita de mi amor.
-Salí de acá Robert, no me toques.
-Pero...
Se puso de pie, sin reprimir su cara de asco hacia su
borracho compañero, que no había parado de molestarla.
-¿Te vas? –preguntó otro compañero.
-Si, me voy. Este bar apesta.
Tomó su chaqueta y se largó de allí, ante la mirada de desprecio
de sus compañeros. Caminó hasta que salió de los suburbios y llegó al centro de
París. Anduvo hasta cansarse y se sentó en el cordón de una vereda. No estaba
permitido sentarse allí pero le daba igual. Vio que enfrente había un teléfono
público y sin pensárselo dos veces cruzó la calle. Si embargo, al llegar,
comenzó a dudar. ¿Llamar o no llamar? Miró a todos lados, impaciente sin saber
porqué, como si esperara algo. Al fin se decidió y sacando unas monedas del bolsillo
de su minifalda, se acercó y tomó el auricular, metiendo antes las monedas.
-Operadora, comuníqueme con Londres.
El teléfono sonaba y sonaba, pero no había nadie allí para
atender. Los cuatro estaban en una fiesta que habían creído que sería aburrida,
pero estaba resultando lo contrario. Esperaron a que Brian decidiera irse para
soltarse del todo. Comenzaron por barrer con todo el alcohol que hubiera a su
disposición, charlar o bailar con todas las mujeres, y después terminaron encerrándose en un baño
para fumarse unos porros.
-Me voy a volver loco –dijo John.
-Sólo se fue hace dos días y la extraño demasiado –agregó
Ringo.
-No llamó, nada. No nos quiere.
-Paul no digas estupideces
-Es la verdad, George.
-Hari hace unas horas decias lo mismo.
-Pero ahora pienso lo contrario.....ay, no sé, no sé qué
pensar.
-No pensemos nada, sigamos ahogando penas. Aprovechemos que
es gratis.
Todos siguieron a Paul
no muy convencidos. Ni bien salieron, se separaron. Paul sólo se apoyó en una
pared y cerró loso ojos, para calmar el mareo Cuando los abrió, tenía delante
suyo a una chica rubia que lo miraba con curiosidad.
-¿Podría hacerte algunas preguntas? -dijo con tono amable.
-Ah, si, si, claro –trató de recuperar la compostura.
–Primero decime tu nombre.
-Linda.
Colgó el teléfono con rabia y echó a andar, temiendo haberse
perdido en aquella gran ciudad, aunque consideraba que si le pasaba eso sería
un favor. Sólo tenía ganas de desaparecer.
Metió las manos en los bolsillos de su chaqueta, ya que tenía
frío y caminó y caminó, a veces insultando a los automovilistas que le gritaban
algo. La verdad que, siendo la hora de la madrugada que era, y estando sola en
la calle, mas de uno la confundiría con una prostituta.
Cuando llegó al hotel, Sarah ya estaba dormida. Se desvistió
mientras miraba a la chica, y pensaba qué habría hecho parta entrar a trabajar
en la revista, cuando no sabía nada de nada. Evaluó si se habría acostado con
el director o con el vice.
-Al fin llegás –se quejó la pelirroja cuando abrió los ojos,
molesta por la luz del velador –mañana nos vamos a Lyon.
-Mirá que bien –contestó Eva sacándose las botas.
-Ey Sheels, ¿vos vivís sola? ¿Tenés novio? ¿Qué hacés de tu
vida?
La miró bien, sin creerse que le preguntara eso, y se metió
en la cama.
-Eso no es algo que te importe.
Después de un agotador, y según ellos, frustrante día de trabajo,
los cuatro se sentaron a la mesa.
-Esta comida es horrible, ¿dónde la compraste John?
-Llamé a un teléfono que había pegado en la heladera. Comé y
callate Harrison.
-Yo no tengo ganas –Ringo empujó su plato –Mejor me voy a
dormir.
-Esperá –dijo Paul –Quiero mostrarles algo.
-La comida se enfría –John señaló el plato de Paul.
-Da igual –Paul revolvió sus bolsillos hasta que sacó una
bolsita pequeña, con algo adentro envuelto en papel.
Abrió todo hasta que sobre la mesa quedó al descubierto un
polvo blanco.
-¿Y eso? –preguntó George.
-Me la dio un amigo.
-No me digas que es.....
-Si John –completó Paul –Es coca, merca, piedra, la dama
blanca....en fin, cocaína.
-Dame todo lo que tengas.
-Pará hombre, no te apresures....-con una sonrisita, fue
armando una línea, y después comenzó a hacer un rollo con un billete. –Si
tenemos dinero, podemos usarlo para cosas como estas, ¿no?
Al rato, todos estaban aspirando como locos, pero cuando el efecto
se fue disipando, cayeron en un bajón que los deprimió aún mas.
Luego de tomar fotos a una banda que consideraba mediocre,
Eva se sentó en la camioneta.
-Bien muchachos, es hora de partir hacia donde pasaremos la
noche –anunció el chofer. Todos subieron precipitadamente.
-¿Podríamos....?-comenzó a decir, pero Robert, su compañero,
la interrumpió hablando a los gritos sobre un partido de futbol que se disputaría
esa noche en Inglaterra, el cual insistía en ver.
Cuando se calló, Eva volvió a hablarle al chofer.
-¿Podríamos pasar por un lugar donde haya teléfonos públicos?
-Claro que si Evita, ya busco uno.
Hizo una mueca, fastidiada por la forma en la que la
llamaban, “Evita”. Diez minutos después, pedía comunicación, mientras miraba a sus impacientes compañeros en la
camioneta, al otro lado de la calle.
-Hola –dijo cuando escuchó que se descolgó el teléfono.
-¿Vos?
Reconoció enseguida la voz de George. Sonaba a rencor.
-George.....sí, soy yo.
-¿Recién ahora llamás?
-Perdoname....Llamé anoche pero nadie contestó.
-No estábamos.
Escuchó ruidos, y otras voces, pero no pudo reconocerlas
debido al barullo de la calle.
-Eva...
-¿Ringo? ¿Sos vos?
-Te extraño.
Sonrió, le pareció tremendamente tierno, al menos él no
estaba enojado. Pero también le pareció extraño.
-Ringo...¿te pasa algo?
-No....
-¿Estás drogado? –dijo lo mas bajo posible.
-Bueno....sí, algo así.....Cuando vuelvas la vas a probar,
es co....
-Hola Victoria. –se escuchó de repente.
-John.
-¿Llamaste para decirnos lo bien que estás? ¿Ya no volverás?
Puso los ojos en blanco y suspiró profundo. No le diría que
lo estaba pasando mal sólo para no darle el gusto.
-Llamé para ver cómo están. Y sí, volveré.
-Que bien, pero no sos nuestra madre para llamar por si
estamos bien o mal. No estamos a tu cuidado.
-¡Eva apurate! –gritó Sarah desde la ventanilla de la
camioneta.
-Tengo que irme, me están esperando.
-Da igual –dijo John, y colgó.
Casi azotó el auricular contra el aparato y cruzó la calle
sin mirar, en dirección a la camioneta.
-¿Dijiste Ringo? ¿Hablabas con alguien que se llama Ringo?
–preguntó Sarah con insistencia.
-Si, mi perro.
-¿Tu perro habla por teléfono?
-Ya vámonos –le dijo al chofer, que arrancó enseguida.
-¡¿Qué hiciste?! –exclamó Paul -¡Iba a hablar yo!
-Tuvo que irse, la esperaban., o algo así dijo. Además, te recuerdo
que hace unos minutos no parabas de insultarla.
-Pero....no sabía que llamaría –se dejó caer en un sillón, y
se agarró la cabeza –Esto me va a matar.
-Esa porquería te tira abajo....no sé si la volveré a probar....-dijo George.
-No me refería a eso. Me refería a lo de Eva.
-Bueno si, también......
-¿A veces no sienten que todo se está yendo al carajo? –John
miró a sus amigos, que sólo asintieron.
Los días pasaron con lentitud, una lentitud suficiente como
para volverlos locos a los cinco. El humor no ayudaba, ya que era fluctuante.
Todos pasaban del amor al odio en cuestión de minutos, lo mismo sucedía con las
recriminaciones, las culpas, las excusas, los celos, las suposiciones.....
Eva concluyó que el viaje había sido el peor de su vida, ya
que ni siquiera había apreciado los paisajes, debido a su constante
preocupación.
Pero no quería reconocerlo, sentía que si lo hacía en cierto
modo les estaría dando la razón a ellos. Se sentía dominada, pero a la vez
incapaz de sobrevivir sin esa dominación.
Cuando al fin se paró frente a la puerta de la casa con una maleta
en cada mano, se debatía entre llamar o no. Quizás la echaran como a un perro.
Se decidió y extendió
su brazo para golpear, pero no tuvo tiempo, la puerta se abrió, y apareció
George, que tampoco le dejó tiempo para hablar, ya que cuando quiso decir algo,
él ya la estaba besando con desesperación.
Se separó de ella, para mirarla con sus profundos ojos, y acariciarle
el rostro.
-¿Estás bien? ¿No te pasó nada?
-Si George, estoy bien....-dijo aún sorprendida -¿No....no
estás enojado?
El chico sólo sonrió y volvió a acariciarle el rostro.
-Tantas veces me enojé y tantas te perdoné....Aunque ni sé
si había algo para perdonar. Vení, entrá. Vi por la ventana que habías llegado,
por eso corrí a abrirte.
Entró con una sonrisa, auque también temiendo por la
reacción de los otros.
Vio que Paul bajaba las escaleras corriendo, y se alegró de
inmediato. El sólo la besó casi con la misma pasión que George, y luego le besó
el resto de la cara y el cuello.
-Ya Paul...-rió.
La abrazó, y le acarició el pelo.
-Te extrañé, ¿sabés?
-Yo también Paulie. A todos los extrañé.
-¿Segura? ¿A mí también?
Se soltó de Paul y vio a John, apoyado en el marco de la
puerta de la sala de música. Curiosamente, la reacción que mas temía era la de
él.
-Sí John. A vos
también.
Le sostuvo una mirada de hielo, hasta que al fin la relajó y
le sonrió. Durante esos segundos, Eva temió lo peor.
-Vení Vicky –John extendió sus brazos y ella fue a él.
Se abrazaron con fuerza, y después se besaron, pero de una
forma mucho mas tranquila.
-Te amo, ¿lo sabías?
-Claro que lo sé, John, y no lo dudo. Y yo también te amo.
John le regaló una sonrisa que ella pocas veces le había
visto, una sonrisa llena de sinceridad y agradecimiento.
-¿Y Ringo? –preguntó.
-Por ahí...-contestó George sin darle importancia.
-¡Está en el jardín! Ni se debe haber enterado que llegaste,
voy por él.
-No Paul, dejame a mí, voy a darle la sorpresa.
Salió al jardín y allí lo vio, sentado con su mirada
confundida en el azul del cielo.
Se acercó de puntillas, por detrás, y le tapó los ojos.
-¿Quién soy?
Ringo quitó sus manos al instante y se giró rápidamente.
-¡Viniste!
-¡Claro que vine, amor! –le plantó un gran beso, y cuando
intentó separarse, fue él quien la besó, con mas intensidad.
-Vamos adentro, ¿si? Hay mucho de qué hablar.
Pronto se hizo de noche, el tiempo pasó rápido mientras
ellos le contaban todos los sufrimientos por los que había pasado. Se sintió
culpable, pero luego siguió hablando ella. Sin darse cuenta, comenzó a
hablarles de su viaje, no podía ocultarles nada a esos cuatro pares de ojos que
la miraban con toda curiosidad e interés. Les habló de las condiciones, del
acoso de sus compañeros, de Sarah....Sin embargo, ellos no le recriminaron
nada, simplemente la escucharon y la consolaron de su desilusión. Mientras los
escuchaba y aceptaba sus mimos, se le pasó por la cabeza lo que tantas veces le
habían dicho. Dejar el trabajo. Comenzó a pensar que quizás no era una idea tan
mala.
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Hola! Ultimo capitulo del año! Espero que lo pasen lindo :)
Les dejo la canción que le da título al capi, una de mis canciones preferidas, que se puede usar para aplacarla a una mujer, pero dicen que en realidad está dedicada a la cocaína, o sea, está bien relacionada al capitulo jeje.
Tú con el último capi del año y yo con el último comentario del año!!!! Vamoooossss! Me enamoré de este capi de principio a fin, sobre todo porque ya he empezado a vislumbrar algunas cositas de la trama... Son tan sutiles pero indican tanto! Awww, por eso adoro tanto tus historias, porque son como si hubiera un montón de hilos independientes entre sí que al final acaban uniéndose! :D
ResponderEliminarBien, veamos, al comentario, que se me acaba el tiempo antes de salir pitando para arreglarme para la noche y esas cosas... El viaje de Eva ha sido... Pffff, horrible es poco. Los compañeros de viaje son como para arrojarlos a las profundidades del Sena con una piedra de 300 kilos atada a los pies y, por si fuera poco, encima ha estado todo el santo viaje padeciendo y preocupándose por los cuatro a los que se ha dejado en Londres y que se le enfadaron como nadie cuando les dijo que e iba de viaje de trabajo.
Lo cierto es que ellos también lo han pasado mal, pero a éstos no se les puede dejar solos... Enseguida se pierden en sus cosas, en sus mierdas, y ahora ale, a jugar con la coca... :/ Espero que no se enganchen mucho a este nuevo descubrimiento o es para matarlos... Y la fiesta... Uffff, la fiesta me dejó patidifusa con la nueva incorporación... LINDA!!!! Linda??? Es la Linda que yo creo que es? La rubia Linda que yo tengo en mente??? Uuuuhhhh... mucho me temo que pronto va a haber cambios en la historia! :O
Y bueno, la llamada de Eva a los chicos... Anda que... Hubiera asesinado a John y a la vez me lo hubiera comido a besos (aunque se mereciera un patadón en la cara, lo sé... XDD) pero es que de verdad... En esa conversación fue tan... John. Lennon en estado puro. Y ese Lennon en estado puro que después se arrepiente de lo que ha hecho...
Y el regreso... Me encantó y me reemocioné con él. Por lo menos fue un reencuentro feliz, incluso con el Johnny (me emocionó mucho el reencuentro entre los dos tan... calmado y tan tierno :3 ).
Y ahora... Se dejará el trabajo? Porque ya lo empieza a pensar... Qué ocurrirá con esto? Interesante! Esto se pone muuuuuyyyyyyy interesante!!!!!
En fin crack, ya te lo he dicho antes en el comentario del fic de Mercy, pero... FELIZ AÑO NUEVO! Gracias por este magnífico regalo de finales de 2012! Se te quiere mucho! Muaaak! ;)
Muy buena novela!! Es muy atrapante <3
ResponderEliminarLo único es q publicas después de un mes y tengo q releer casi todo para saber q va pasando.
Pero dejando eso de lado, la novela me encanta
holaa soy nueva seguidora!
ResponderEliminarno me acuedo bien como llegue a este fic, solo recuerdo que buscaba algo bueno que leer, clickee el nombre porque me parecio interesante, "ocho brazos para abrazarte" me parecio interesante en la onda de tal chica conoce a un beatle se enamora y se casa, porque asi son la mayoria de los que he visto, cuando empece a leer el personaje eva me parecio curioso, era una chica pegada a la realidad, a pesar de no tener mucha experiencia, a ella se le presento una buena oportunidad laboral que al parecer la llevo a conocer a un beatle, ahi yo pense, a entonces se enamorara de ringo, pero cuando ella decia que amaba a los 4 y los cuatro se enamoraron de ella y comenzaron una relacion de a cinco, yo me dije guau! osea esta historia es no se como decirlo, pero es una historia shockeante!, cuando los chicos le pidieron que fuera su novia yo ya quede en estado de shock, escupi como 5 veces la leche que estaba tomando y me dije, por dios que pasara despues?
me tarde un dia en leerla y me basto solo leer para enamorarme de este fic, en cuanto a los chicos son muy celosos con eva, si yo estuviera en la posocion de ella tampoco dejaria mi trabajo, ademas debe ser difcil una relacion de 5 sin celos cierto?
osea, yo ahora saco en conclusion que eva vive el sueño que quizas muchas beatlemaniacas, ami me pasa lo mismo me gustan los 4 jamas he tenido beatle favorito, a veces siento que ringo es mi favorito pero luego amo a los 4 te ha pasado? XD KAHSGDHSJKA
pero en cuanto al fic, te digo que es excelente! muy original se nota que eres buena creando historias! (yo que tu publico un libro)
confieso que quizas a nadie se le ocurriria algo como esto!
ademas me encanta tu forma de escribir, eres muy correcta en cuanto a eso! (enserio! deberias escribir un libro) y esoo...
y se que es tarde pero...Feliz año nuevo!
te agregare en face! si te llega la solicitud de carla cofre esa soy yo! :D (solo si quieres me aceptas) y esoo y ahorita solo espero con ansias un nuevo capitulo!
saludos! de verdad eres genial!
pd: tu historia me traumo! jajjajhdfgsha XD